Lo QUE ES LA BIBLIA - OpenDrive
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58 El libro siempre nuevo<br />
viuda sólo ante un grupo reducido de personas (2 Reyes 4:5, 6). Pero<br />
el más documentado de todos es la resurrección de Jesús.<br />
Desde tiempos remotos se ha considerado a los ~agros co.mo<br />
evidencias de la Deidad y credenciales de los mensajeros de DIOS,<br />
razón por la cual a veces se solicitaba éstas a los últimos (Exodo 7:9;<br />
Mateo 12:38; Juan 6:30). Muchos creyeron en Jesús luego de ver estas<br />
credenciales y evidencias (juan 2:23; 3:2; 6:14;.7:31; ~0:.41, 42; 11:45).<br />
No toda manifestación prodigiosa es de origen divino, porque la<br />
Escritura se refiere no sólo a maravillas divinas, sino también a los<br />
milagros "mentirosos" (2 Tesalonicenses 2:9)..La Biblia t~mbién<br />
afirma que en el tiempo del fin habrá un despliegue de sena~es y<br />
prodigios engañosos que serán considerados genuinos por quienes<br />
los presencien. ." .<br />
c. Objeciones a la posibilidad de los milagros. La BIbliarmsma nos re.vela<br />
que aun en las personas piadosas de la antigüedad hubo CIerta<br />
resistencia a creer en los milagros, como lo notamos en Sara, el<br />
sacerdote Zacarías y los apóstoles. Entre los impíos es notorio que<br />
tanto el faraón del éxodo como los enemigos de Jesús no los aceptaron.<br />
Con respecto a estos últimos, su enfoque de los milagros variaba<br />
desde la magia hasta la impostura. Además, Jesús mismo, al hablar<br />
del rico y Lázaro establece que una persona que no está dispuesta<br />
a creer lo que dice la Escritura, no se convencerá ni siquiera con un<br />
prodigio como la resurrección de un muerto (Lucas 16:31). Po~emos<br />
concluir, pues, que la actitud del hombre moderno hacia los milagros<br />
no es muy diferente de la del hombre de los tiempos bíblicos ..<br />
Por otra parte, la incredulidad de algunos, que es una actitud<br />
subjetiva de la mente, no puede invalidar el hecho objetivo de la<br />
verdad. Roberto Ripley coleccionó muchos hechos "increíbles pero<br />
ciertos". El que algunos no puedan creer lo que dice la Biblia respecto<br />
a los milagros no es prueba de que ella falte a la verdad. .<br />
Es preciso reconocer, sin embargo, que desde hace unos tres SIglos<br />
muchos han abandonado el punto de vista tradicional en cuanto a los<br />
milagros. Esto se debió principalmente al descubrimiento de la gravitación<br />
por Isaac Newton y a la crítica de los milagros lanzada por<br />
David Hume. El primero, científico deísta, afirmó que el universo se<br />
rige por leyes matemáticas e inalterables. El ú!~mo, filósofo. ate~,<br />
propuso que los milagros son imposibles porque nuestra expenenCIa<br />
atestigua la uniformidad de la naturaleza mucho más fuertemente<br />
que la infalibilidad del testimonio humano". 2 Con esto pretendía<br />
insinuar que era mucho más probable que los testigos relataran un<br />
milagro por error o con engaño, que no que hubiera ocurrido una<br />
interrupción del orden natural.<br />
El testigo veraz, segunda parte 59<br />
Alrededor de estas proposiciones surgió todo un conjunto de ideas<br />
nuevas: vivíamos en un "universo cerrado" donde imperaba el<br />
inflexible principio de causalidad. Conocida la causa, se podía<br />
predecir siempre el mismo efecto. <strong>Lo</strong>s milagros, por lo tanto, no<br />
tenían cabida en este universo porque contradecían las leyes de la<br />
naturaleza, las cuales estaban basadas en el antedicho principio de<br />
causalidad. Mientras tanto, la ciencia y la tecnología han experimentado<br />
tan notables avances que algunos, embriagados de orgullo<br />
intelectual, creen que ha llegado el tiempo en que el hombre<br />
comienza a realizar lo que antes le era imposible. Así es como suelen<br />
hablar de los milagros de la ciencia. De veras han adoptado una<br />
posición curiosa: gracias a la ciencia, el hombre puede hacer "milagros";<br />
pero Dios no (!). El hombre puede producir serios trastornos en<br />
el orden natural, como las explosiones atómicas y la contaminación<br />
ambiental, pero ¡a Dios le está vedado hacerlo!<br />
Dominadas por un injustificado cientificismo, ciertas escuelas<br />
teológicas han sido influidas hasta nuestros días por las ideas antes<br />
expuestas. Hubo un tiempo cuando entre ellas los milagros de la<br />
Biblia fueron considerados simples eventos naturales mal interpretados<br />
o exagerados por los testigos. La teoría de moda los concibe como<br />
mitos y leyendas incorporados en el contexto histórico y profético de<br />
la Escritura.<br />
d. Factores que posibilitan los milagros. Planteadas así las cosas, la<br />
veracidad de la Biblia en cuanto a los milagros depende principalmente<br />
de la posibilidad de éstos, pues no podría ser creíble ni histórico lo<br />
que es imposible.<br />
Teológicamente, la posibilidad de los milagros depende de Dios, a<br />
quien la Biblia revela como todopoderoso (Génesis 17:1; Job 40:2;<br />
Apocalipsis 15:3; 19:6). Para El no hay cosa difícil ni imposible<br />
(Ieremías 32:17; Lucas 1:37). Por lo tanto, para sostener la imposibilidad<br />
de los milagros es preciso descartar al Dios revelado en las<br />
Escrituras. En las últimas décadas, muchos de los que han eliminado<br />
de la Biblia todo lo que tenga el carácter de sobrenatural se han<br />
quitado la careta teologizando (?) que Dios está muerto, que el<br />
hombre es Dios o que se puede ser ateo y cristiano a la vez.<br />
Con todo, no deja de ser interesante que los científicos deístas, que<br />
no descartaban a Dios como la causa primera del universo, recurrieran<br />
a un término jurídico - ley - para explicar la causa de la<br />
uniformidad de los fenómenos del universo en un caso dado. Pero<br />
una ley presupone un legislador que la ponga en vigor, lo cual deja el<br />
camino abierto para suponer que en determinadas circunstancias el<br />
Legislador del universo puede suspender el ejercicio de una ley natural