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Mª Eugenia Claps y Pedro Pérez (Coords). Fiscalidad, medio ambiente…<br />
(IELAT – Diciembre 2011)<br />
Por último, sobre los indígenas que habitan la pampa, también subraya el autor sus<br />
cualidades guerreras 59 :<br />
Los indios de la pampa no tienen organización de paz de ningún género. Para<br />
salir a dar malones, hay un cacique general hereditario, a quien todos obedecen,<br />
como es de suponerlo, en las grandes retiradas. Para los malones de empresa<br />
particular, hay un capitanejo trabajador, es decir, muy valiente y afortunado<br />
ladrón de vacas, a quien sigue la meznada de voluntarios que reconocen su<br />
autoridad, y con quienes comparte el botín 60 .<br />
Llama la atención que más allá de la época precolombina las alusiones a los indios en el<br />
recorrido histórico que constituye Conflicto y armonía de las razas en América son<br />
prácticamente inexistentes, como si no tuvieran importancia en la historia a partir de la<br />
conquista. En relación a los indígenas y la Independencia, el autor los utiliza<br />
simbólicamente para que pasen a formar parte de la identidad nacional:<br />
Hemos sido durante la lucha de Independencia, los indios, sublevados decíamos<br />
contra la tiranía de sus opresores, los españoles, a punto de que los chilenos<br />
vencidos y derrotados por los araucanos durante la conquista y reconociendo su<br />
independencia después, por no haber podido penetrar en el territorio de aquellos,<br />
han llamado a sus hijos propios Caupolicanes, y a sus buques de guerra<br />
Lautaros, como llamaron Huáscar, que era un indio quiteño, a su heroico<br />
encorazado, los peruanos. Belgrano trabajó en el Congreso de Tucumán con los<br />
diputados del Alto Perú y los de Córdoba, que lo apoyaban, para levantar el<br />
trono de los Incas en el Cuzco, llamando al último dinasta de su estirpe, que<br />
después de Tupac Amarú acertaba a ser un buen hombre apellidándose Canquí 61 .<br />
59 “La pampa era poco socorrida para la vida salvaje, y por necesidad de las tribus debían conservarse a<br />
pie, errantes, antes de la reaparición del caballo y la introducción del ganado. Los bolas son arma india,<br />
exclusiva de la pampa, para persecución, a pie, de guanacos, avestruces y gamas, haciendo la tribu entera<br />
una anchurosa manga que se viene estrechando poco a poco sobre la caza, reunida al fin en estrecho<br />
corral de boleadores, que los atacan, cuando buscan salvación por entre los claros que quedan, como entre<br />
los dedos de una mano, entre boleados y boleadores, que lanzan sus certeros y acollarados misiles”<br />
Sarmiento, Domingo Faustino, Conflicto y armonía de las razas en América, Universidad de La Matanza,<br />
Buenos Aires, 2001.<br />
60 Ibid, p. 49<br />
61 Ibid, p. 118.<br />
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Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá |