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Mª Eugenia Claps y Pedro Pérez (Coords). Fiscalidad, medio ambiente…<br />
(IELAT – Diciembre 2011)<br />
propio bien, á fin de explotar especulativa y debidamente los muy grandes é inagotables<br />
elementos del país” 430 .<br />
Desde la perspectiva de la presidencia de la República, expresada en circulares enviadas<br />
a los gobiernos estatales, lo primordial era “satisfacer las necesidades sociales” más<br />
apremiantes con miras a cimentar el progreso de la nación. Para ello, se veía como una<br />
obligación inmediata del gobierno el aliento al desarrollo de “los grandes intereses del<br />
capital y del trabajo”, con objeto de multiplicarle al primero las oportunidades de<br />
inversión, y al segundo procurarle el beneficio de las ocupaciones bien remuneradas que<br />
de ahí saldrían. En tal virtud, el interés del gobierno nacional fue establecer el diálogo<br />
con los núcleos más representativos “de esas clases” del país. Es decir, con los sectores<br />
vinculados a “la agricultura, la minería, la industria manufacturera y el comercio”. La<br />
idea central era que los mismos productores manifestaran cuales eran sus necesidades y<br />
de qué manera proponían satisfacerlas 431 .<br />
Ese fue el espíritu que rodeó al nacimiento de la Sociedad Artes Unidas. Un proyecto<br />
impulsado en sus orígenes por los núcleos artesanales y de pequeños industriales<br />
tapatíos, que pronto resultó insuficiente para encauzar los retos previstos en los<br />
lineamientos nacionales citados. Ante estas circunstancias, la Sociedad debió replantear<br />
su estrategia al poco tiempo, hasta convertirse en un proyecto más abarcador desde el<br />
punto de vista de los sectores sociales, productivos e intelectuales que lo integrarían.<br />
Fue de esa manera que el 28 de octubre de 1877 nació la Sociedad “Las Clases<br />
Productoras” 432 . Una agrupación plural, que además de aglutinar artesanos, también<br />
incorporó a importantes núcleos de profesionistas, pequeños y medianos industriales,<br />
comerciantes, artistas y demás interesados en contribuir al progreso, no sólo de Jalisco,<br />
sino también de México y de toda la humanidad, como ella lo pregonaba.<br />
El surgimiento de dicha Sociedad constituyó un hecho en cierta forma paradigmático en<br />
Jalisco y quizás en el país. Porque no se trató de un proyecto que imitara a los anteriores<br />
esfuerzos artesanales en cuanto al cooperativismo y al mutualismo, aunque sí recuperó<br />
parte de esa tradición. Tampoco fue un proyecto obrerista que siguiera los lineamientos<br />
tan en boga desde mediados de la década de 1870 –bajo las directrices del Gran Círculo<br />
430 Pánfilo Carranza, “Comunicado de […], presidente de la Sociedad Las Clases Productoras, al<br />
Ministro de Hacienda de México”, 4 de noviembre de 1877, en Las Clases Productoras, tomo I, núm. 10,<br />
Guadalajara, 6 de enero de 1878, pp. 3-4 (todas las referencias a este periódico, corresponden a la<br />
colección existente en la BPEJ).<br />
431 “Circular del Ministerio de Hacienda de México, núm. 16 [incompleta], s.f.”, en Las Clases<br />
Productoras, tomo I, núm. 1, Guadalajara, 4 de noviembre de 1877, p. 4.<br />
432 Sobre la fecha de fundación, Cfr. Aurelio Ortega, “El primer día de otro año”, en Las Clases<br />
Productoras, año XI, núm. 385, Guadalajara, 14 de noviembre de 1887, p.1.<br />
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Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá |