Untitled - codhem
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ante, que determina y orienta la formación<br />
de “capital humano” para incorporarlo<br />
al mercado laboral en el que se<br />
privilegia el individualismo y el mérito<br />
egoísta sin miramientos, alentado por<br />
la productividad, el lucro y el éxito, se<br />
han omitido o pasado por alto los aspectos<br />
morales y éticos de la formación<br />
de niños y jóvenes estudiantes. Se trata<br />
en buena medida, como afirman Victoria<br />
Camps y Salvador Giner 1 del triunfo<br />
de las libertades individuales sobre cualquier<br />
valor, pero “no hay que lamentarlo”<br />
porque esto bien puede ser considerado<br />
un progreso, lo que se requiere<br />
es precisamente actuar consecuentemente<br />
y aprovechar esos ámbitos de<br />
libertad que han podido ganarse, esto<br />
sólo puede entenderse en un contexto<br />
democrático en el que se “precisa una<br />
acción conjunta, de cooperación, participación<br />
y solidaridad” 2 .<br />
Sin duda, el asunto no se refiere solamente<br />
a la cuestión escolar, está relacionada<br />
con todos y cada uno de los<br />
aspectos de la vida del ser humano,<br />
bien lo dice José Penalva: “el problema<br />
fundamental que aqueja la enseñanza<br />
tiene que ver con cuestiones antropológicas<br />
y axiológicas básicas, relativas a<br />
la libertad, la satisfacción de los deseos,<br />
la necesidad o no de límites, etc., que<br />
repercuten en el desarrollo de una vida<br />
con autonomía, felicidad y responsabilidad”<br />
3 .<br />
En efecto, hay un vacío enorme que<br />
se ha formado a la velocidad de los<br />
cambios y avances materiales, pues<br />
no se trata sólo de adiestrar personas<br />
para desempeñar una labor más o<br />
menos productiva, se trata de formar<br />
personas, el problema se encuentra<br />
precisamente en la educación concebida<br />
como un todo, con ella se crea,<br />
de acuerdo con el mismo Penalva “un<br />
modo de ser (hombre) y un modo de<br />
estar (en el mundo)” 4 , por tales razones<br />
resulta comprensible ese vacío que se<br />
evidencia cuando el niño se convierte<br />
en joven, y adolece de un sustento interno<br />
que le brinde soporte (argumentos)<br />
para enfrentar la vida, es entonces<br />
cuando se generan impotencia, recelo y<br />
angustia; recordemos que en esa etapa<br />
vital está en juego el futuro de cada ser<br />
humano 5 .<br />
Es así que con ese terrible sentido de<br />
vacío, que también lo es de insatisfacción<br />
y de malestar, el ser humano recorre<br />
el camino de la educación formal -si<br />
se cuenta entre los “afortunados” que<br />
acceden a ella-, y es que la escuela reproduce<br />
generalmente las condiciones<br />
que prevalecen en el medio social, por<br />
ello no debe sorprender que la escuela<br />
se halle desvinculada de la problemática<br />
colectiva, se trata pues de un reflejo fiel<br />
de la realidad cotidiana.<br />
Este conjunto de cuestiones evidencia<br />
por sí mismo, la necesidad de conocer<br />
el ser humano que se forja actualmente<br />
mediante la educación formal, pero<br />
también de plantear alternativas que<br />
hagan posible aspirar a la formación de<br />
personas responsables, íntegras, seguras<br />
y solidarias, comprometidas con<br />
su comunidad, capaces de superar la<br />
apatía, el desaliento y la desesperanza,<br />
BREVIARIO BIBLIOGRÁFICO<br />
111<br />
2<br />
Idem.<br />
3<br />
Penalva Buitrago, José, Ideas, creencias y valores en educación, colección sinergia, serie roja,<br />
Salamanca, Fundación Emmanuel Mounier, 2006.<br />
4<br />
Idem.<br />
5<br />
Cfr. Idem.<br />
DIGNITAS 05