Untitled - codhem
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A FONDO<br />
66<br />
que respondan a ciertos grados de disciplina,<br />
que sean obedientes que sean<br />
muy dispuestos, pero también pueden<br />
ser hostiles, inseguros y agresivos, con<br />
familias desintegradas y violentas. No<br />
obstante, en el nuevo medio al que han<br />
entrado no existen opciones: cualquier<br />
ápice de rebeldía, inconformidad o desobediencia<br />
será contenida de forma<br />
obligatoria.<br />
No obstante la disciplina no es control<br />
ni subyugación, es aprendizaje. El<br />
alumno debe asimilar que aprender<br />
es la naturaleza de la disciplina, es el<br />
aprendizaje del orden de la vida y de<br />
las cosas, por tanto la disciplina escolar<br />
tiene su propio y adecuado contexto, lo<br />
cual no implica necesariamente que un<br />
estudiante esté obligado a imitar, obedecer<br />
o ajustarse a una regla o patrón<br />
impuesta por el educador y según el<br />
grado de amoldamiento involucre una<br />
recompensa o un castigo.<br />
Esta afirmación podría parecer descabellada<br />
en un sistema cuya base es<br />
ofrecer castigos y recompensas, pero<br />
la verdadera disciplina no puede elaborarse<br />
o conseguirse mediante métodos,<br />
porque existe en cada persona ese orden<br />
natural que permite comprender el<br />
arte de aprender. De otra forma, la disciplina<br />
rígida y severa consiste en tratos<br />
crueles, inhumanos y degradantes que<br />
buscan sometimiento sin mas.<br />
Krishnamurti también señala que la<br />
crueldad es una enfermedad infecciosa,<br />
y uno debe cuidarse de ella. La disciplina<br />
que el alumno aprende del educador<br />
no es más que el padecimiento<br />
de esta particular infección, que se va<br />
extendiendo poco a poco a los otros y<br />
compagina con la utilizada por los padres.<br />
La enseñanza adquirida ridiculiza<br />
y daña a otro y así sucesivamente. En<br />
la actualidad no es raro advertir que los<br />
niños sean crueles en sus palabras, en<br />
sus actitudes y en sus gestos.<br />
Todos conocemos las consecuencias<br />
del maltrato. Sabemos que lo que una<br />
persona puede hacer a otra no tiene límites,<br />
y observamos cuán perjudicial es<br />
el mal que produce externa e internamente,<br />
a pesar de comprender lo que<br />
implica el maestro no asume la parte de<br />
responsabilidad que le concierne y se<br />
convierte en hipócrita, cómplice o victimario.<br />
Debe insistirse que la responsabilidad<br />
también atañe a los padres y<br />
al alumno.<br />
C. Insuficiente protección de personas:<br />
¿nula responsabilidad<br />
La Recomendación 55/2006 involucra<br />
a la subdirectora de una secundaria,<br />
quien fue enterada por el orientador escolar<br />
de que al parecer un alumno, en<br />
compañía de dos adolescentes más, había<br />
roto uno de los vidrios de un salón.<br />
Así, y una vez que se conoció la autoría<br />
del hecho, el adolescente responsable,<br />
frente a la docente, reconoció que los<br />
otros dos jóvenes no habían participado<br />
en la acción y se comprometió a<br />
reparar el daño. Pese a ello, la institutriz<br />
involucrada no sólo desestimó lo dicho<br />
por los adolescentes, sino que procedió<br />
a solicitar el auxilio de elementos policiales,<br />
a quienes una vez presentes en<br />
el plantel educativo exigió que aseguraran<br />
a los tres adolescentes, e incluso se<br />
negó a llevar a la práctica la sugerencia<br />
de los policías, en el sentido de que era<br />
necesario llamar a los padres de los jóvenes<br />
inmiscuidos para que estuvieran<br />
enterados de los hechos, o en su defecto<br />
acudiera ante la agencia del Ministerio<br />
Público competente para que se<br />
iniciara una averiguación previa.<br />
La omisión de la servidora pública, adquiriría<br />
tintes nocivos, al sumarse la ne-<br />
JULIO-SEPTIEMBRE 2008