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Simulador de<br />
Caída Libre.<br />
Prácticas de<br />
variación de<br />
velocidad de<br />
descenso. En<br />
el fondo se<br />
pueden<br />
apreciar las<br />
tablas con<br />
ruedas para<br />
practicar los<br />
movimientos<br />
de caída libre<br />
“en relativo”.<br />
dossier<br />
la precariedad la que obligó a usar elementos en<br />
tierra, a falta de paracaídas y aviones. El primer curso<br />
no dispuso de paracaídas hasta cuatro meses<br />
después de su inicio. El primer lanzamiento lo efectuaron<br />
165 alumnos con 10 paracaídas de piloto,<br />
de baja por deterioro. Los dos aviones disponibles,<br />
un T-1 (Savoia sm-81) y un T-2B (Junkers ju-52), se<br />
reservaron para usarse en vuelos reales de lanzamiento;<br />
pese a ello, el ju-52 se averió el día del primer<br />
lanzamiento.<br />
Así que los propios componentes del primer<br />
curso, provenientes de la recién creada Primera<br />
Bandera Paracaidista (de aviación) trajeron “cuatro<br />
escaleras metálicas para saltar a la lona, tres<br />
lonas de manteo y tres colchonetas” que permitían<br />
practicar la salida del avión y el aterrizaje con<br />
“volteo”.<br />
El conjunto de simuladores se completó más adelante<br />
con: muros (para simular el salto y aterrizaje),<br />
trapecios (para balanceos), aros (descenso con enrollamiento)<br />
y la torre de salto (para comprobar el<br />
arrojo y practicar salidas, descenso y despliegue de<br />
paracaídas de reserva). Asimismo, se le sumó el fuselaje<br />
de un Ju-52 (para practicar embarques) siendo<br />
después sustituido por el de un T-12B, actual<br />
avión del 721 Escuadrón de la EMPMP.<br />
Además se rescató el motor y hélice de un heinkel<br />
he-51 a modo de ventilador, para practicar el<br />
arrastre en tierra con paracaídas desplegado.<br />
De las estaciones mencionadas, no siguen en<br />
uso: el salto a la lona (usado solo para simular la salida<br />
desde “junkers”), el trapecio de balanceo (debido<br />
a que es mínimo con los paracaídas de dotación<br />
actuales) y el “ventilador” (porque los atalajes actuales<br />
permiten liberar la campana muy rápidamente<br />
y la práctica se realiza entre alumnos).<br />
El conjunto de aparatos mencionados corresponde<br />
a la simulación del paracaidismo en la modalidad<br />
de apertura automática, con paracaídas de<br />
campana redonda, empleado para lanzamientos de<br />
gran número de personal a baja altura y en los cursos<br />
básicos de paracaidismo, para obtener el título<br />
de “cazador paracaidista”.<br />
Sin embargo, el paracaidismo de apertura manual<br />
(APM), que usa actualmente campanas tipo<br />
ala, y se emplea para infiltraciones de grupos reducidos<br />
de personal en un punto preciso, no disponía<br />
de elementos de simulación óptimos: la<br />
propia torre de salto, a la que se adaptaba un arnés<br />
para simular la salida y apertura, el “muro”,<br />
también para simular la salida; la “tabla con ruedas”<br />
y el “banco”, usados para practicar la posición<br />
de caída libre estable y los giros. Se adolecía<br />
por tanto de simulación del efecto aerodinámico<br />
en caída libre ni de la fase de navegación con<br />
campana abierta.<br />
LOS SIMULADORES DE PARACAIDISMO<br />
DEL SIGLO XXI<br />
Entre el 2005 y el 2006, se cubren las necesidades<br />
de simuladores de paracaidismo en la EMPMP.<br />
REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2015 427