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LA ENFERMEDAD Y SUS METÁFORAS - eTableros

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Como mínimo, la calamidad del mal abre el camino para que discernamos en qué nos<br />

hemos engañado toda la vida y cuáles han sido nuestras fallas de carácter. Las mentiras<br />

que amordazan la prolongada agonía de Iván Ilich —su cáncer no ha de mencionarse ni<br />

a su mujer ni a sus hijos— le revelan la mentira de su vida entera; al morir alcanza por<br />

primera vez un estado de verdad. El funcionario sexagenario de la película Ikiru (1952),<br />

de Kurosawa, presenta su renuncia al enterarse de que sufre un incurable cáncer de<br />

estómago. Haciendo suya la causa de una barriada pobre, lucha contra la misma<br />

burocracia a la que servía. Con un año de vida que le queda, Watanabe quiere hacer<br />

algo que valga la pena, redimir toda una vida mediocre.<br />

VI<br />

En la llíada y en la Odisea, la enfermedad aparece como castigo sobrenatural, como<br />

posesión demoníaca o como acción de agentes naturales. Para los griegos la<br />

enfermedad podía ser gratuita o merecida (falta personal, transgresión colectiva o crimen<br />

cometido por los ancestros). Con la llegada del cristianismo que, como en todo, impuso<br />

ideas más moralizadoras acerca de las enfermedades, la correspondencia entre una<br />

enfermedad y su «víctima» fue haciéndose más estrecha. La idea de la<br />

enfermedad/castigo cedió su lugar a la de que una enfermedad podía, ser un castigo<br />

particularmente apropiado y justo. La lepra de Cresseid en The Testament of Cresseid de<br />

Henryson, y la viruela de Madame de Merteuil en Les Liaisons Dangereuses revelan, de<br />

manera totalmente involuntaria, el verdadero rostro de la bella mentirosa.<br />

Durante el siglo XIX, la idea de que la enfermedad concuerda con el carácter del<br />

paciente, como el castigo con el pecador, se modificó: se empezó a pensar que la<br />

enfermedad es una expresión del carácter, un resultado de la voluntad. «La voluntad se<br />

muestra como cuerpo organizado», escribe Schopenhauer, «y la presencia de la<br />

enfermedad significa que la voluntad misma está enferma». La remisión de una<br />

enfermedad depende de que la parte sana de la voluntad acuda con «poderes<br />

dictatoriales para subyugar a las fuerzas rebeldes» de la parte enferma de la voluntad.<br />

Una generación antes, un gran médico francés, Bichat, apelaba a una imagen parecida,<br />

llamando a la salud «el silencio de los órganos», y a la enfermedad «su rebelión». La<br />

enfermedad es la voluntad que habla por el cuerpo, un lenguaje que escenifica lo<br />

mental: una forma de expresión personal. Groddeck describió la enfermedad como<br />

«un símbolo, la representación de algo que sucede dentro, una obra escenificada por el<br />

Ello». 1<br />

En los albores de la era moderna, la expresividad del héroe equilibrado ha de<br />

ser limitada. El comportamiento se define en función de su capacidad de ser excesivo.<br />

Así, cuando Kant usa el cáncer como figura, lo hace como una metáfora por lo que es<br />

desmesura de sentimientos. «Las pasiones son cánceres, a menudo incurables, para la<br />

1 Una vez diagnosticada su enfermedad, en septiembre de 1917, Kafka escribía en su diario: «...la infección de<br />

los pulmones sólo es un símbolo», el símbolo de una herida afectiva «cuya inflamación se llama F(elice)...». A<br />

Max Brod: «la enfermedad habla por mí porque así se lo he pedido»; y a Felice: «En mi fuero interno no creo<br />

que se trate de tuberculosis, o en todo caso no esencialmente, sino de un signo de mi bancarrota general».<br />

19<br />

http://www.scribd.com/users/Barricadas/document_collections

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