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LA ENFERMEDAD Y SUS METÁFORAS - eTableros

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azón pura objetiva», escribe en Anthropologie (1798). «Las pasiones son... infortunados<br />

humores preñados de muchos males», agrega, evocando la vieja asociación metafórica<br />

entre cáncer y preñez. Cuando Kant compara las pasiones (eso es, los sentimientos<br />

extremados) con los cánceres, es claro que se sirve del sentido premoderno de la<br />

enfermedad, y de la actitud prerromántica de la pasión. Poco después, los sentimientos<br />

turbulentos serían vistos de manera mucho más positiva. «Nadie había en el<br />

mundo más incapaz de esconder sus sentimientos que Émile», decía Rousseau,<br />

entendiéndolo como un cumplido.<br />

A medida que los sentimientos excesivos se vuelven aceptables, dejan de ser<br />

denigrados comparándoselos con enfermedades temibles. Al contrario, la enfermedad se<br />

transforma en vehículo de sentimientos excesivos. La tuberculosis pone de manifiesto un<br />

deseo intenso. Pese al individuo, la enfermedad traiciona lo que éste no hubiera querido<br />

revelar. El contraste ya no se sitúa entre las pasiones moderadas y las excesivas, sino entre las<br />

ocultas y las que salen a relucir. La enfermedad revela deseos que el paciente<br />

probablemente ignoraba. Enfermedad y pacientes se vuelven enigmas descifrables. Y las<br />

pasiones ocultas son ahora las causas de la enfermedad. «Quien desea y no actúa, cría<br />

pestilencia», escribía Blake en sus provocadores Proverbios del Infierno.<br />

Los primeros románticos trataban de ser superiores siendo los que más<br />

deseaban, o los que más deseaban desear. No lograr este ideal de vitalidad y perfecta<br />

espontaneidad lo convertía a uno en candidato seguro a la tuberculosis. El<br />

romanticismo contemporáneo parte del principio inverso: son los otros quienes desean<br />

ardientemente, y soy yo (la primera persona es típica) quien está exento de todo<br />

deseo. Se pueden hallar precursores de los románticos modernos, faltos de<br />

sentimientos, en la novela rusa decimonónica, como Pechorin en Un héroe de nuestro<br />

tiempo, de Lermontov, o Stavroguin en Los poseídos. Pero no por ello son menos héroes;<br />

inquietos, amargos, autodestructivos, atormentados por su propia insensibilidad.<br />

(Incluso sus displicentes nietos, simplemente absorbidos en la contemplación de sí mismos,<br />

como Roquentin en La náusea, de Sartre, o Mersault en El extranjero, de Camus,<br />

parecen desorientados por su incapacidad de sentimiento.) El antihéroe pasivo, sin<br />

afectos, que domina la novela americana de hoy, es un ser de rutina metódica o de<br />

libertinaje insensible; no autodestructivo: prudente; no humorado, ni impetuoso, ni<br />

cruel: sencillamente indiferente. Candidato ideal, según el mito de hoy, al cáncer.<br />

Podría parecer menos moralista ver la enfermedad como expresión del yo que<br />

como castigo adecuado al carácter moral objetivo del paciente. Pero este punto de vista,<br />

en definitiva, resulta tan moralista y punitivo como, si no más que, el otro. Con las<br />

enfermedades modernas (antes la tuberculosis, hoy el cáncer), se empieza siempre por la<br />

idea romántica de que son expresión del carácter y se termina afirmando que el carácter<br />

es lo que las causa, a falta de otra manera de expresarse. La pasión avanza hacia adentro,<br />

ataca y aniquila los recovecos celulares más profundos. «Es el enfermo mismo quien crea<br />

la enfermedad», escribía Groddeck; «él es la causa de su enfermedad, no hay por qué<br />

buscar otra». Groddeck da una lista de las meras «causas externas», encabezada por «los<br />

bacilos»; luego vienen «los enfriamientos, los excesos de comida, de bebida, de trabajo, de<br />

cualquier otra cosa». Groddeck sostiene que, en lugar de hacer frente a las causas reales,<br />

internas, los médicos prefieren «atacar las causas externas mediante la profilaxis, la<br />

desinfección, etcétera.», y ello sólo «por lo desagradable que es mirar dentro de sí». Según<br />

Karl Menninger, más recientemente, «en parte la enfermedad es lo que el mundo ha<br />

20<br />

http://www.scribd.com/users/Barricadas/document_collections

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