LA ENFERMEDAD Y SUS METÃFORAS - eTableros
LA ENFERMEDAD Y SUS METÃFORAS - eTableros
LA ENFERMEDAD Y SUS METÃFORAS - eTableros
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
expresión (otra cosa que surgió en los setenta fue el uso burgués de la cocaína) ya<br />
cumplió su misión de preparar el neocelibato y disminuir la espontaneidad sexual tan<br />
corriente entre las personas cultas de esta década. Las máquinas proporcionan nuevas y<br />
populares maneras de inspirar el deseo sin riesgos, un deseo tan mental como sea<br />
posible: la lujuria telefónica comercialmente organizada (y en Francia el «Minitel»), que<br />
brinda una versión de la promiscuidad sexual anónima sin intercambio de fluidos. Y las<br />
constricciones tienen lugar ahora también en el mundo de la computadora. Se aconseja<br />
a los usuarios que consideren todo nuevo artículo de software como «portador potencial»<br />
de un virus. «No ponga nunca un disquete en su computadora sin antes verificar su<br />
origen.» Se dice que los programas del tipo llamado «vacuna» que se empiezan a<br />
vender tienen cierta eficacia; pero la única protección segura contra la amenaza de los<br />
virus informáticos, según los expertos, es la de no compartir programas ni datos. No es<br />
imposible que en realidad la cultura del consumo se vea estimulada por las<br />
recomendaciones de que los consumidores de bienes y servicios sean más cautos, más<br />
egoístas. Porque estas angustias requerirán la ulterior reproducción de bienes y<br />
servicios.<br />
VIII<br />
Las epidemias de las enfermedades particularmente pavorosas siempre<br />
provocan vocingleros reclamos contra la indulgencia y la tolerancia, hoy identificadas<br />
con la laxitud, la debilidad, el desorden, la corrupción: la insalubridad. Se reclama<br />
que los individuos sean sometidos a «tests», que se aísle a los enfermos y a los que se<br />
sospecha de estar enfermos o de ser transmisores de la enfermedad, y que se alcen<br />
barreras contra la contaminación verdadera o imaginaria de los extranjeros.<br />
Sociedades que ya están administradas como guarniciones militares, tales como la<br />
sociedad china (en la que sólo hay un minúsculo número de afectados) y Cuba (que<br />
tiene un número significativo de enfermos), son las que responden más rápida y<br />
perentoriamente. El sida es el caballo de Troya de todo el mundo: seis meses antes<br />
de los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, el gobierno surcoreano anunció que<br />
distribuiría condones gratis a todos los participantes. «Se trata de una enfermedad<br />
totalmente foránea, y el único modo de detenerla es impedir el contacto sexual entre<br />
indios y extranjeros», declaró el director general del Consejo de Investigaciones Médicas<br />
del Gobierno de la India, confesando así la absoluta indefensión de un país de cerca de<br />
mil millones de personas que no dispone de personal hospitalario especializado en<br />
esta enfermedad. Su propuesta de una veda sexual, sancionada mediante multas y<br />
penas de prisión, es tan poco práctica para controlar las enfermedades de<br />
transmisión sexual como las propuestas más usuales de imponer cuarentenas —es<br />
decir, arrestos—. El encarcelamiento, durante la Primera Guerra Mundial, de unas<br />
treinta mil mujeres norteamericanas, prostitutas o sospechosas de serlo, en campos de<br />
detención con alambre de púas, cuya finalidad confesada era detener la difusión de la<br />
sífilis entre los soldados, no produjo ninguna disminución en la tasa de infección<br />
militar —exactamente como el encarcelamiento de decenas de miles de<br />
74<br />
http://www.scribd.com/users/Barricadas/document_collections