LA ENFERMEDAD Y SUS METÃFORAS - eTableros
LA ENFERMEDAD Y SUS METÃFORAS - eTableros
LA ENFERMEDAD Y SUS METÃFORAS - eTableros
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Y no me siento nada bien».<br />
El doctor Thomas la auscultó<br />
Y otra vez la auscultó.<br />
Se fue a lavar las manos diciendo<br />
«¿Por qué no vino usted a verme antes?».<br />
El doctor Thomas mira su cena,<br />
Su mujer no llama a la criada.<br />
Haciendo bolitas de miga de pan<br />
«El cáncer», dice, «es cosa rara.<br />
Nadie conoce su causa,<br />
Aunque alguno pretenda que sí;<br />
Como un asesino al acecho,<br />
Esperando asestar el golpe.<br />
Acecha a las mujeres sin hijos,<br />
Ya los hombres jubilados;<br />
Como si les faltara dar salida<br />
A su frustrado fuego creativo»...<br />
El tuberculoso podía ser un proscrito o un marginado; en cambio la<br />
personalidad del canceroso, lisa y condescendientemente, es la de un perdedor. El<br />
cáncer de Napoleón, como el de Ulysses S. Grant, el de Robert A. Taft o el de Hubert<br />
Humphrey, habrían sido reacciones ante la derrota política y las ambiciones<br />
truncadas. Y el diagnóstico de los casos de personajes que difícilmente pueden<br />
considerarse perdedores, como Freud, como Wittgenstein, fue el de horrible castigo por<br />
haber reprimido sus instintos toda la vida. (¿Quién se acuerda de que Rimbaud murió<br />
de cáncer?) En cambio, la enfermedad que reclamó las vidas de gente como Keats, Poe,<br />
Chéjov, Simone Weil, Emily Bronté y Jan Vigo fue tanto una apoteosis como un veredicto<br />
de fracaso.<br />
VII<br />
En general, y quizá porque la depresión, tan poco romántica, ha desplazado la<br />
idea romántica de melancolía, el cáncer, al contrario de la tuberculosis, es impropio de<br />
una personalidad romántica. «Una ocasional vena melancólica», escribía Poe, «será<br />
22<br />
http://www.scribd.com/users/Barricadas/document_collections