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LA ENFERMEDAD Y SUS METÁFORAS - eTableros

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posibilidades (o con ambas): la menos catastrófica: que no todos aquellos que han sido<br />

infectados «avanzarán» o «serán promovidos» de la infección por el VIH a la categoría<br />

superior; o bien la más catastrófica: que sí lo serán.<br />

La que ha dominado el debate acerca de la enfermedad es la segunda de estas dos<br />

posibilidades, lo cual significa que hay en curso un cambio de nomenclatura. Algunos<br />

importantes administradores del modo de entender la enfermedad han decidido que<br />

ya se debe dejar de infundir esperanzas mediante el uso de diferentes siglas para<br />

indicar las diferentes etapas. (Esto nunca pudo haber infundido muchas esperanzas.)<br />

Las propuestas recientes para cambiar de terminología —por ejemplo, hacer caer en<br />

desuso la categoría del CRS— no cuestionan la construcción de la enfermedad por<br />

etapas, pero en cambio sí acentúan el énfasis en la continuidad del proceso patológico.<br />

Hoy en día se considera más inevitable que la enfermedad «madure» totalmente, lo que<br />

consolida el fatalismo ya existente. 2<br />

Desde un principio la construcción de la enfermedad ha dependido de<br />

conceptos que distinguían entre un grupo de individuos y otro —los enfermos de los<br />

sanos, los individuos con CRS de los individuos con sida, ellos y nosotros— al tiempo<br />

que implicaban la inminente disolución de estas distinciones. Por muchos rodeos que se<br />

dieran, las predicciones siempre sonaban fatalistas. Es así que los frecuentes<br />

pronunciamientos de los especialistas en sida y los funcionarios de la salud pública, con<br />

su goteo de noticias horripilantes sobre la enfermedad y las probabilidades de que los<br />

portadores del virus lleguen al estado «maduro», han tenido siempre el timbre de un<br />

ejercicio en la manipulación de la opinión pública. Las estimaciones (puede que<br />

modestas) del porcentaje de infectados que se supone mostrarán síntomas que<br />

permitan clasificarlos como enfermos de sida en un plazo de cinco años —en el momento<br />

de escribir estas líneas la cifra oscila entre el 30% y el 35%— van invariablemente<br />

seguidas por la afirmación de que tarde o temprano «casi todos», seguido de<br />

«probablemente todos», los infectados contraerán la enfermedad. El número crítico,<br />

pues, no es el porcentaje de individuos que es probable que tengan sida dentro de un<br />

plazo relativamente breve, sino el intervalo máximo que podría mediar entre la infección<br />

por el VIH (a su vez calificada de vitalicia e irreversible) y la aparición de los primeros<br />

síntomas. A medida que se van sumando años al tiempo de seguimiento de esta<br />

enfermedad, se van sumando años al lapso entre la infección y la enfermedad declarada<br />

—un lapso que se calcula hoy, con siete años de epidemia, de diez a quince años—. Esta<br />

cifra, que presumiblemente se seguirá retocando hacia arriba, es muy importante para<br />

mantener el sida definido como enfermedad inexorable, invariablemente fatal.<br />

La consecuencia obvia de creer que todos los que «cobijan» el virus caerán un día<br />

enfermos es que a aquellos que han dado positivo en el test se los considera personas con<br />

sida, individuos que sencillamente no lo tienen... aún. Sólo es cuestión de tiempo, como<br />

2 La Comisión Presidencial de 1988 para la epidemia recomendó «quitar énfasis» al término CRS porque<br />

«tiende a velar los aspectos vitalmente peligrosos de esta etapa de la enfermedad». Se está ejerciendo<br />

alguna presión para eliminar incluso el término sida. El informe presentado por la Comisión Presidencial<br />

empleó sutilmente la sigla VIH para referirse a la enfermedad, como parte del recomendado<br />

desplazamiento lexicográfico de «enfermedad controlada» a «infección controlada». También en este caso,<br />

una de las razones aducidas es que la terminología actual esconde la verdadera gravedad de la amenaza.<br />

(«Esta ya larga concentración en las manifestaciones clínicas del sida en lugar de las de todas las etapas de la<br />

infección por el VIH [es decir, de la infección primera a la seroconversión, a la etapa asintomática<br />

anticuerpopositivo, al sida maduro] ha tenido el indeseado efecto de inducir a error en cuanto a la difusión<br />

de la enfermedad en la población...») Parece realmente probable que, tarde o temprano la enfermedad sea<br />

rebautizada. Este cambio de nomenclatura justificaría oficialmente la política de incluir entre los enfermos<br />

a los infectados asintomáticos.<br />

52<br />

http://www.scribd.com/users/Barricadas/document_collections

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