14.05.2015 Views

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

desconcertado y frustrado su comportamiento de esta tarde en mi despacho. En un momento me estaba<br />

pidiendo que me quedara en casa y poco después me estaba regalando una empresa. ¿Cómo voy a<br />

entenderle?<br />

—¿Qué pasa conmigo?<br />

—Oh, Christian —me tiembla el labio inferior—, estoy intentando adaptarme a esta nueva vida que nunca<br />

había imaginado que llegaría a vivir. Todo me lo has puesto en bandeja: el trabajo, a ti… Tengo un marido<br />

guapísimo al que nunca, nunca habría creído que podría querer de un modo tan fuerte, tan rápido, tan…<br />

indeleble. —Inspiro hondo para calmarme y él se queda boquiabierto—. Pero eres como un tren de<br />

mercancías y no quiero que me arrolles, porque entonces la chica de la que te enamoraste acabará<br />

desapareciendo, aplastada. ¿Y qué quedará? Una radiografía social vacía que va de una organización<br />

benéfica a otra. —Vuelvo a detenerme, luchando por encontrar las palabras para expresar cómo me siento—.<br />

Y ahora quieres que sea la presidenta de una empresa, algo que nunca ha pasado por mi cabeza. Voy<br />

rebotando de una cosa a otra, sin comprender, pasándolo mal. Primero me quieres en casa. Después quieres<br />

que dirija una empresa. Es todo muy confuso. —Me detengo al fin, con las lágrimas a punto de caer y<br />

reprimo un sollozo—. Tienes que dejarme tomar mis propias decisiones, asumir mis propios riesgos y cometer<br />

mis propios errores y aprender de ellos. Tengo que aprender a andar antes de echar a correr, Christian, ¿no te<br />

das cuenta? Necesito un poco de independencia. Eso es lo que significa mi nombre para mí. —Por fin… Eso<br />

es lo que quería decirle esta tarde.<br />

—¿Sientes que te voy a arrollar? —me pregunta en un susurro.<br />

Asiento.<br />

Cierra los ojos, inquieto.<br />

—Solo quiero darte todo lo del mundo, Ana, cualquier cosa, todo lo que quieras. Y salvarte de todo<br />

también. Mantenerte a salvo. Pero también quiero que todo el mundo sepa que eres mía. Me ha entrado el<br />

pánico cuando he visto tu correo. ¿Por qué no has hablado conmigo de lo de tu apellido?<br />

Me sonrojo. Tiene parte de razón.<br />

—Lo pensé cuando estábamos de luna de miel, y, bueno… no quería pinchar la burbuja. Y después se me<br />

olvidó. Me acordé ayer por la noche, pero pasó lo de Jack… Me distraje. Lo siento, debería haberlo hablado<br />

contigo, pero no conseguí encontrar un buen momento.<br />

La intensa mirada de Christian me pone nerviosa. Es como si estuviera intentando meterse en mi cabeza,<br />

pero no dice nada.<br />

—¿Por qué te entró el pánico? —le pregunto.<br />

—No quiero que te escapes entre mis dedos.<br />

—Por Dios, Christian, no voy a ir a ninguna parte. ¿Cuándo te vas a meter eso en tu dura mollera? Te.<br />

Quiero —digo agitando una mano en el aire como él hace algunas veces para dar énfasis a lo que dice—.<br />

Más que… «a la luz, al espacio y a la libertad».<br />

Abre unos ojos como platos.<br />

—¿Con el amor de una hija? —me sonríe irónico.<br />

—No. —Río a pesar de todo—. Es que es la única cita que se me ha ocurrido.<br />

—¿La del loco rey Lear?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!