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cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

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—Así que quieres jugar duro, ¿eh? —le pregunto rozando mi entrepierna contra la suya.<br />

Abre la boca e inhala bruscamente.<br />

—Sí —dice entre dientes y yo le suelto.<br />

—Espera. —Extiendo la mano para coger el vaso de agua que hay junto a la cama. Christian debe de<br />

haberlo puesto allí. El agua aún está fresca y burbujeante, demasiado para llevar mucho tiempo ahí… Me<br />

pregunto cuándo habrá venido Christian a la cama.<br />

Mientras le doy un largo trago, Christian va trazando pequeños círculos con el dedo por mis muslos,<br />

dejándome un hormigueo en la piel a su paso, antes de rodearme con las manos y apretarme el culo desnudo.<br />

Mmm…<br />

Utilizando un truco de su impresionante repertorio, me inclino y le beso a la vez que vierto el agua fresca<br />

en su boca.<br />

Él bebe.<br />

—Muy rico, señora Grey —murmura y esboza una sonrisa juvenil y juguetona.<br />

Vuelvo a poner el vaso en la mesita y le quito las manos de mi trasero para agarrárselas de nuevo junto a la<br />

cabeza.<br />

—¿Así que se supone que yo no quiero? —le digo con una sonrisa.<br />

—Sí.<br />

—No soy muy buena actriz.<br />

Él sonríe.<br />

—Inténtalo.<br />

Me inclino y le doy un beso casto.<br />

—Vale, entraré en el juego —le susurro mordisquiándole la mandíbula y sintiendo su incipiente barba bajo<br />

mis dientes y mi lengua.<br />

Christian emite un sonido grave y sexy desde el fondo de su garganta y se revuelve, tirándome sobre la<br />

cama a su lado. Grito por la sorpresa. Ahora está encima de mí y yo empiezo a resistirme mientras él trata de<br />

cogerme las manos. Le planto las manos con brusquedad en el pecho y le empujo con todas mis fuerzas,<br />

intentando moverle, mientras él se esfuerza por separarme las piernas con su rodilla.<br />

Sigo empujándole el pecho (Dios, ¡cómo pesa!), pero él ni se inmuta ni se queda petrificado como le<br />

pasaba antes. ¡Está disfrutando con esto! Sigue intentando cogerme las muñecas y por fin consigue atraparme<br />

una, a pesar de mis feroces esfuerzos por liberarla. Es la mano que me duele, así que no forcejeo, pero con la<br />

otra le cojo del pelo y tiro con fuerza.<br />

—¡Ah! —Mueve la cabeza bruscamente para liberarse y me lanza una mirada feroz y carnal—. Salvaje…<br />

—me susurra. Su voz tiene un tono de placer lujurioso.<br />

Mi libido explota como reacción a esa palabra susurrada y dejo de fingir. Vuelvo a luchar en vano para que<br />

me suelte la mano y a la vez intento entrelazar los tobillos y tirarlo para que ya no esté encima de mí. Pero<br />

pesa demasiado. ¡Arrrggg! Es frustrante. Y excitante.<br />

Con un gruñido, Christian me atrapa la otra mano. Me agarra las dos muñecas con su mano izquierda<br />

mientras la derecha desciende por mi cuerpo, lenta, casi insolentemente, acariciando y sintiendo según baja,<br />

dándole un pellizco a uno de mis pezones a su paso.

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