14.05.2015 Views

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

despertador y veo que son las tres y veinte de la madrugada. ¿Dónde está Christian? Entonces oigo el piano.<br />

Salgo rápidamente de la cama, cojo la bata y corro por el pasillo hasta el salón. La melodía que está<br />

tocando es muy triste, un lamento acongojado que ya he le oído tocar antes. Me paro en el umbral y le<br />

contemplo en medio del círculo de luz mientras la música dolorosamente lastimera llena la habitación.<br />

Termina de tocar y vuelve a empezar la misma pieza. ¿Por qué una melodía tan triste? Me abrazo el cuerpo y<br />

escucho lo que toca embelesada. Christian, ¿por qué algo tan triste? ¿Es por mí? ¿Yo te he provocado esto?<br />

Cuando termina y va a empezarla una tercera vez, ya no puedo soportarlo más. No levanta la cabeza cuando<br />

me acerco al piano, pero se aparta un poco para que pueda sentarme a su lado en la banqueta. Sigue tocando<br />

y yo apoyo mi cabeza en su hombro. Me da un beso en el pelo, pero no deja de tocar hasta que termina la<br />

pieza. Le miro y descubro que él también me está mirando cauteloso.<br />

—¿Te he despertado? —me pregunta.<br />

—Me ha despertado que no estuvieras. ¿Cómo se llama esa pieza?<br />

—Es Chopin. Es uno de sus preludios en mi menor. —Christian se detiene un momento—. Se llama<br />

Asfixia…<br />

Estiro el brazo y le cojo la mano.<br />

—Te ha alterado mucho todo esto, ¿eh?<br />

Ríe burlonamente.<br />

—Un gilipollas trastornado ha entrado en mi piso para secuestrar a mi mujer. Ella no hace nunca lo que le<br />

dicen. Me vuelve loco. Utiliza la palabra de seguridad conmigo. —Cierra los ojos brevemente y cuando<br />

vuelve a abrirlos su mirada es dura y salvaje—. Sí, todo esto me tiene un poco alterado.<br />

Le aprieto la mano.<br />

—Lo siento.<br />

Él apoya su frente contra la mía.<br />

—He soñado que estabas muerta —me susurra.<br />

—¿Qué?<br />

—Tirada en el suelo, muy fría, y no te despertabas.<br />

Oh, Cincuenta…<br />

—Oye… Solo ha sido un mal sueño. —Le rodeo la cabeza con las manos. Sus ojos arden cuando le miro y<br />

la angustia que hay en ellos es terrible—. Estoy aquí y solo estoy fría cuando no estás conmigo en la cama.<br />

Vamos a la cama, por favor. —Le cojo la mano y me pongo de pie. Espero un momento para ver si me sigue.<br />

Por fin se pone de pie también. Lleva solo los pantalones del pijama, de esa forma holgada que hace que<br />

tenga unas ganas tremendas de meterle los dedos por debajo de la cinturilla… Pero me resisto y le llevo de<br />

nuevo al dormitorio.<br />

Cuando me despierto, Christian está acurrucado junto a mí, durmiendo plácidamente. Me relajo y disfruto de<br />

su calor que me envuelve, piel contra piel. Me quedo muy quieta porque no quiero perturbar su sueño.<br />

Dios, qué noche. Siento como si me hubiera arrollado un tren; el tren de mercancías que es mi marido. Es<br />

difícil de creer que el hombre que está tumbado a mi lado y que parece tan sereno y tan joven cuando duerme,<br />

era anoche una persona profundamente torturada… y profundamente torturadora por mí. Miro al techo y se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!