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cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

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—Inténtelo, señora Grey. —Su sonrisa se hace más amplia.<br />

Le cojo la mano y se la pongo sobre su rodilla.<br />

—Guárdate tus manos para ti.<br />

Sonríe burlón.<br />

—Como quiera, señora Grey.<br />

Maldita sea. Es posible que con este juego me salga el tiro por la culata.<br />

Christian sube por la entrada de nuestra nueva casa. Se detiene ante el teclado e introduce un número. La<br />

ornamentada puerta blanca se abre. El motor ruge al cruzar el camino flanqueado por árboles todavía llenos<br />

de hojas, aunque estas ya muestran una mezcla de verde, amarillo y cobrizo brillante. La alta hierba del prado<br />

se está volviendo dorada, pero sigue habiendo unas pocas flores silvestres amarillas que destacan entre la<br />

hierba. Es un día precioso. El sol brilla y el olor salado del Sound se mezcla en el aire con el aroma del otoño<br />

que ya se acerca. Es un sitio muy tranquilo y muy bonito. Y pensar que vamos a tener nuestro hogar aquí…<br />

Tras una curva del camino aparece nuestra casa. Varios camiones grandes con palabras CONSTRUCCIONES<br />

GREY inscritas en sus laterales están aparcados delante. La casa está cubierta de andamios y hay varios<br />

trabajadores con casco trabajando en el tejado.<br />

Christian aparca frente al pórtico y apaga el motor. Puedo notar su entusiasmo.<br />

—Vamos a buscar a Elliot.<br />

—¿Está aquí?<br />

—Eso espero. Para eso le pago.<br />

Río entre dientes y Christian sonríe mientras sale del coche.<br />

—¡Hola, hermano! —grita Elliot desde alguna parte. Los dos miramos alrededor buscándole—. ¡Aquí<br />

arriba! —Está sobre el tejado, saludándonos y sonriendo de oreja a oreja—. Ya era hora de que vinierais por<br />

aquí. Quedaos ahí. Enseguida bajo.<br />

Miro a Christian, que se encoge de hombros. Unos minutos después Elliot aparece en la puerta principal.<br />

—Hola, hermano —saluda y le estrecha la mano a Christian—. ¿Y qué tal estás tú, pequeña? —Me coge y<br />

me hace girar.<br />

—Mejor, gracias.<br />

Suelto una risita sin aliento porque mis costillas protestan. Christian frunce el ceño, pero Elliot le ignora.<br />

—Vamos a la oficina. Tenéis que poneros uno de estos —dice dándole un golpecito al casco.<br />

Solo está en pie la estructura de la casa. Los suelos están cubiertos de un material duro y fibroso que parece<br />

arpillera. Algunas de las paredes originales han desaparecido y se están construyendo otras nuevas. Elliot nos<br />

lleva por todo el lugar, explicándonos lo que están haciendo, mientras los hombres (y unas cuantas mujeres)<br />

siguen trabajando a nuestro alrededor. Me alivia ver que la escalera de piedra con su vistosa balaustrada de<br />

hierro sigue en su lugar y cubierta completamente con fundas blancas para evitar el polvo.<br />

En la zona de estar principal han tirado la pared de atrás para levantar la pared de cristal de Gia y están<br />

empezando a trabajar en la terraza. A pesar de todo ese lío, la vista es impresionante. Los nuevos añadidos<br />

mantienen y respetan el encanto de lo antiguo que tenía la casa… Gia lo ha hecho muy bien. Elliot nos

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