14.05.2015 Views

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

cincuenta-sombras-liberadas-libro-3

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Qué ha pasado? ¿Sabéis cómo está? ¿Qué le están haciendo?<br />

José levanta las manos para detener mi avalancha de preguntas y se sienta a mi lado.<br />

—No sabemos nada. Ray, papá y yo íbamos a pescar a Astoria. Nos arrolló un jodido imbécil borracho…<br />

El señor Rodríguez intenta interrumpir para volver a disculparse.<br />

—¡Cálmate, papá! —le dice José—. Yo no tengo nada, solo un par de costillas magulladas y un golpe en<br />

la cabeza. Papá… bueno, se ha roto la muñeca y el tobillo. Pero el coche impactó contra el lado del<br />

acompañante, donde estaba Ray.<br />

Oh, no. No… El pánico me inunda el sistema límbico. No, no, no… Me estremezco al pensar lo que estará<br />

pasando en el quirófano.<br />

—Lo están operando. A nosotros nos llevaron al hospital comunitario de Astoria, pero a Ray lo trajeron en<br />

helicóptero hasta aquí. No sabemos lo que le están haciendo. Estamos esperando que nos digan algo.<br />

Empiezo a temblar.<br />

—Ana, ¿tienes frío?<br />

Asiento. Llevo una camisa blanca sin mangas y una chaqueta negra de verano, y ninguna de las dos<br />

prendas abriga demasiado. Con mucho cuidado, José se quita la chaqueta de cuero y me envuelve los<br />

hombros con ella.<br />

—¿Quiere que le traiga un té, señora? —Sawyer aparece a mi lado. Asiento agradecida y él sale de la<br />

habitación.<br />

—¿Por qué ibais a pescar a Astoria? —les pregunto.<br />

José se encoge de hombros.<br />

—Se supone que allí hay buena pesca. Íbamos a pasar un fin de semana de tíos. Quería disfrutar un poco<br />

de tiempo con mi viejo padre antes de volver a la academia para cursar el último año. —Los ojos de José<br />

están muy abiertos y llenos de miedo y arrepentimiento.<br />

—Tú también podrías haber salido herido. Y el señor Rodríguez… podría haber sido peor. —Trago saliva<br />

ante esa idea. Mi temperatura corporal baja todavía más y vuelvo a estremecerme. José me coge la mano.<br />

—Dios, Ana, estás helada.<br />

El señor Rodríguez se inclina hacia delante y con su mano sana me coge la otra.<br />

—Ana, lo siento mucho.<br />

—Señor Rodríguez, por favor… Ha sido un accidente —Mi voz se convierte en un susurro.<br />

—Llámame José —me dice. Le miro con una sonrisa débil, porque es todo lo que puedo conseguir.<br />

Vuelvo a estremecerme.<br />

—La policía se ha llevado a ese gilipollas a la cárcel. Las siete de la mañana y el tipo ya estaba totalmente<br />

borracho —dice José entre dientes con repugnancia.<br />

Sawyer vuelve a entrar con una taza de papel con agua caliente y una bolsita de té. ¡Sabe cómo tomo el té!<br />

Me sorprendo y me alegra la distracción. El señor Rodríguez y José me sueltan las manos y yo cojo la taza<br />

agradecida de manos de Sawyer.<br />

—¿Alguno de ustedes quiere algo? —les pregunta Sawyer al señor Rodríguez y a José. Ambos niegan con<br />

la cabeza y Sawyer vuelve a sentarse en el rincón. Sumerjo la bolsita de té en el agua y después la saco,<br />

todavía temblorosa, para tirarla en una pequeña papelera.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!