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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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Dejó caer <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> y contestó gritando. Pegó <strong>la</strong> oreja contra <strong>la</strong> hendedura donde<br />

<strong>la</strong> puerta se unía con <strong>la</strong> pared, pero el ajuste era bueno, e incluso allí el sonido era<br />

débil.<br />

Pudo, no obstante, percibir que alguien pronunciaba su nombre.<br />

—¡Farrill! ¡Farrill! —gritaron varias veces, y luego algo más que no entendió<br />

bien, quizá si estaba allí o si se sentía bien.<br />

—¡Abrid <strong>la</strong> puerta! —contestó rugiendo.<br />

Lo repitió tres o cuatro veces. Se hal<strong>la</strong>ba en un estado de impaciencia febril.<br />

Quizás en aquel mismo instante <strong>la</strong> bomba estuviese a punto de estal<strong>la</strong>r.<br />

Le pareció que le oían. Por fin volvió a oírse una voz sofocada:<br />

— ¡Cuidado!¿., algo..., demoledor...<br />

Comprendió lo que significaba, y se alejó rápidamente de <strong>la</strong> puerta.<br />

Oyó un par de sonidos breves, como chasquidos, y hasta percibió <strong>la</strong>s<br />

vibraciones producidas en el aire de <strong>la</strong> habitación. Siguió un ruido terrible, y <strong>la</strong> puerta<br />

se abrió hacia dentro. <strong>En</strong>tró <strong>la</strong> luz del pasillo.<br />

Biron salió precipitadamente, con los brazos extendidos.<br />

—¡No entréis! —gritó—. Por amor de <strong>la</strong> Tierra, no entréis. ¡Hay una bomba de<br />

radiación!<br />

Se enfrentó con dos hombres. Uno de ellos eran Jonti, y el otro Esbak, el<br />

superintendente, quien sólo estaba parcialmente vestido.<br />

—¿Una bomba de radiación" 7<br />

directamente:<br />

—¿De qué tamaño?<br />

—balbució Esbak. Pero Jonti preguntó<br />

Tenía aún en <strong>la</strong> mano el demoledor, y eso era lo único que desdecía de su<br />

elegante aspecto, incluso a aquel<strong>la</strong> hora de <strong>la</strong> noche.<br />

Biron sólo pudo indicar el tamaño de <strong>la</strong> bomba con un gesto de <strong>la</strong>s manos.<br />

—Bien —dijo Jonti. Parecía muy sereno, y se volvió hacia el superintendente—:<br />

Será mejor evacuar <strong>la</strong>s habitaciones de esta área, y si tienen pantal<strong>la</strong>s de plomo en<br />

algún lugar de <strong>la</strong> universidad, haga que <strong>la</strong>s traigan y <strong>la</strong>s coloquen en el pasillo. Yo no<br />

permitiría que nadie entrase hasta <strong>la</strong> mañana. —Se volvió hacia Biron—:<br />

Probablemente su radio es de cuatro a seis metros. ¿Cómo entró aquí?<br />

—No lo sé —dijo Biron Se enjugó <strong>la</strong> frente con el dorso de <strong>la</strong> mano—. Si no le<br />

importa, tengo que sentarme.<br />

Echó una ojeada a su muñeca, y se dio cuenta de que su reloj de pulsera<br />

estaba aún en <strong>la</strong> habitación. Sintió deseos de volver a entrar para buscarlo.<br />

Ahora había movimiento, pues estaban sacando a los estudiantes de sus<br />

habitaciones.<br />

—Venga conmigo —dijo Jonti—. Me parece que hará bien en sentarse.<br />

— ¿ Por qué ha venido a mi habitación? —preguntó Biron—. No es que no se lo<br />

agradezca, usted ya me comprende.<br />

—Le l<strong>la</strong>mé y no obtuve respuesta. Y tenia que verle.<br />

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