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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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—No —dijo—, no se están moviendo. ¿Por qué habrían de moverse? Nos están<br />

vigi<strong>la</strong>ndo, y continuarán haciéndolo.<br />

Concentró su atención en <strong>la</strong> difícil área sobre el <strong>la</strong>bio superior, y frunció el ceño<br />

con impaciencia ai sentir en su lengua el gusto ligeramente agrio de <strong>la</strong> pulverización.<br />

Los tyrannios sabían manejar<strong>la</strong> con una gracia que era casi poética. <strong>En</strong> manos de un<br />

experto era sin duda el método más rápido y mejor que existía, de entre los no<br />

permanentes. <strong>En</strong> esencia, era un abrasivo finísimo impulsado por aire que eliminaba<br />

los pelos sin dañar <strong>la</strong> piel. Lo cierto era que <strong>la</strong> piel sólo sentía algo así como <strong>la</strong> suave<br />

presión de lo que podía ser una corriente de aire.<br />

Sin embargo, a Biron le causaba cierta repugnancia, pues conocía <strong>la</strong> leyenda,<br />

hecho cierto o lo que fuese de que <strong>la</strong> incidencia del cáncer facial era mayor entre los<br />

tyrannios que entre otros grupos culturales, y algunos lo atribuían a <strong>la</strong> pulverización<br />

para afeitarse que aquéllos utilizaban. Por vez primera Biron se preguntó si no sería<br />

mejor hacerse depi<strong>la</strong>r por completo <strong>la</strong> cara. <strong>En</strong> ciertas partes de <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>xia era lo más<br />

corriente. Rechazó <strong>la</strong> idea: <strong>la</strong> depi<strong>la</strong>ción era permanente, y <strong>la</strong> moda podía cambiar,<br />

imp<strong>la</strong>ntando bigotes o patil<strong>la</strong>s.<br />

Biron se estaba contemp<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> cara en el espejo, preguntándose qué aspecto<br />

tendría si se dejase patil<strong>la</strong>s hasta el ángulo de <strong>la</strong> mandíbu<strong>la</strong>, cuando Artemisa apareció<br />

junto a <strong>la</strong> puerta:<br />

—Creí que te ibas a dormir—dijo.<br />

—Me dormí, y luego me desperté.<br />

Levantó <strong>la</strong> mirada hacia el<strong>la</strong> y sonrió. La chica le acarició <strong>la</strong> mejil<strong>la</strong>.<br />

—Es suave. Parece que tengas dieciocho años. Biron se llevó a los <strong>la</strong>bios <strong>la</strong><br />

mano de <strong>la</strong> muchacha.<br />

—No te dejes engañar por eso —dijo.<br />

—¿Nos vigi<strong>la</strong>n aún? —preguntó el<strong>la</strong>.<br />

—Sí. ¿Verdad que son pesados estos interludios que le dan a uno tiempo para<br />

descansar y preocuparse?<br />

—Este interludio no me parece pesado.<br />

—Ahora hab<strong>la</strong>s de otro de sus aspectos, Arta.<br />

—¿Por qué no nos cruzamos con ellos y aterrizamos en Lingane?<br />

—Lo hemos pensado, pero no creo que estemos preparados para esta c<strong>la</strong>se de<br />

riesgo. Podemos permitirnos esperar hasta que <strong>la</strong> reserva de agua disminuya algo.<br />

—Te digo que se están moviendo —dijo Gillbret elevando el tono de voz.<br />

Biron se dirigió al tablero de mandos y observó los masómetros. Luego se<br />

volvió a Gillbret.<br />

—No. Las dos naves no se han movido con re<strong>la</strong>ción a nosotros, Gillbret. Lo que<br />

ha alterado el masómetro es que una tercera nave se ha unido a el<strong>la</strong>s. Con <strong>la</strong><br />

aproximación con que puedo decirlo, está a ocho mil kilómetros, a unos 46 grados ρ y<br />

192 φ de <strong>la</strong> línea nave-p<strong>la</strong>neta, si es que no me equivoco en <strong>la</strong>s convenciones, en el<br />

sentido de <strong>la</strong>s agujas del reloj, y viceversa. Los números son, respectivamente, 314 y<br />

168 grados. —Se detuvo para tomar otra lectura—. Me parece que se acercan. Es una<br />

nave pequeña. ¿ Cree que puede entrar en contacto, Gillbret?<br />

—Puedo probarlo —dijo Gillbret.<br />

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