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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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Biron sintió que el viento le entumecía <strong>la</strong> cara y se frotó <strong>la</strong> nariz con su<br />

enguantada mano. A pesar de ello se desabrochó el forro de espumil<strong>la</strong> que le envolvía,<br />

el cual quedó aleteando en derredor, a merced de <strong>la</strong>s ráfagas de viento.<br />

—Estoy hab<strong>la</strong>ndo de su razón para traerme aquí —dijo.<br />

—Desearía insta<strong>la</strong>r <strong>la</strong> radio en vez de perder el tiempo discutiendo, Farrill.<br />

—Usted no insta<strong>la</strong>rá una radio. ¿Para qué? Intentamos ponernos en contacto<br />

desde el espacio, sin obtener respuesta. No hay razón para esperar más del transmisor<br />

superficial. Y tampoco se trata de capas ionizadas en <strong>la</strong> alta atmósfera, opacas para <strong>la</strong><br />

radio, porque también probamos el subéter sin resultado. Y ni siquiera somos los<br />

expertos de radio de nuestro grupo. De modo que, ¿para qué venir hasta aquí? La<br />

verdad, Jonti.<br />

El autarca se sentó enfrente de Biron. Con una mano acarició descuidadamente<br />

<strong>la</strong> maleta.<br />

—Si estas dudas le perturban, ¿por qué ha venido?<br />

—Para descubrir <strong>la</strong> verdad. Su agente Rizzet me dijo que usted ideaba esta<br />

expedición, y me aconsejó que me uniese a el<strong>la</strong>. Creo que <strong>la</strong>s instrucciones que le dio<br />

eran decirme que al unirme a usted podría asegurarme que no recibiría mensajes que<br />

yo ignorase. Era bastante razonable, salvo que no creo que vaya a recibir ningún<br />

mensaje. Pero me dejé convencer, y he venido con usted.<br />

—¿Para descubrir <strong>la</strong> verdad? —dijo Jonti en son de bur<strong>la</strong>.<br />

—Exactamente. Y ya puedo adivinar<strong>la</strong>.<br />

—Dígame<strong>la</strong>, entonces. Deje que <strong>la</strong> descubra yo también.<br />

—Vino para matarme. Estoy aquí solo, con usted, y de<strong>la</strong>nte de nosotros hay un<br />

acanti<strong>la</strong>do por donde caer sería una muerte cierta. No habrían señales de violencia<br />

deliberada. Ni miembros destrozados, ni señal alguna del uso de armas. Sería una<br />

bonita y triste historia para llevar a su nave. Habría resba<strong>la</strong>do y me habría caído. Podía<br />

traer consigo un grupo de rescate para recogerme y enterrarme con decencia. Sería<br />

todo muy conmovedor, y yo no me cruzaría ya en su camino.<br />

—¿Cree eso y, sin embargo, ha venido?<br />

—Lo espero. De modo que no me cogerá desprevenido. Estamos desarmados, y<br />

dudo de que me pueda echar abajo utilizando! sólo su fuerza muscu<strong>la</strong>r.<br />

Por un instante <strong>la</strong> nariz de Biron se di<strong>la</strong>tó. Había dob<strong>la</strong>do su brazo derecho,<br />

lentamente y con impaciencia.<br />

Pero Jonti se rió.<br />

—Vamos, pues, a ocuparnos de nuestra radio, ya que su muerte es imposible.<br />

—Todavía no; no he terminado. Quiero que admita que iba a intentar matarme.<br />

—¡Oh! ¿Insiste en que desempeñe mi propio papel en este drama que ha<br />

improvisado? ¿Cómo espera forzarme a que lo haga? ¿Intenta arrancarme una<br />

confesión? Y ahora escúcheme, Farrill. Usted es joven y estoy dispuesto a tenerlo en<br />

cuenta, y además a considerar su nombre y su rango. Pero tiene que admitir que hasta<br />

ahora me ha servido más de estorbo que de ayuda.<br />

—¡Desde luego; al conservarme vivo, a pesar de sus esfuerzos!<br />

—Si se refiere al peligro que corrió en Rhodia, ya lo he explicado; no voy a<br />

volver a empezar. Biron se levantó.<br />

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