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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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Se detuvo para encender un cigarrillo, y en el instante que empleó en ello el<br />

único pasajero que estaba a <strong>la</strong> vista desapareció tras un recodo del pasillo. Biron tocó<br />

suavemente el l<strong>la</strong>mador luminoso, pero no obtuvo respuesta.<br />

No le habían quitado aún <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve del primer camarote. Un descuido, sin duda.<br />

Colocó <strong>la</strong> delgada chapa de metal en su orificio, y !a especial opacidad contenida en <strong>la</strong><br />

envoltura de aluminio activó el pequeño fototubo. Se abrió <strong>la</strong> puerta, y Biron dio un<br />

paso al interior.<br />

Fue todo lo que necesitaba. Salió, y <strong>la</strong> puerta se cerró automáticamente tras él.<br />

Se había dado cuenta inmediatamente. Su antiguo camarote no estaba ocupado; ni por<br />

un personaje importante de corazón delicado, ni por nadie. La cama y el mobiliario<br />

estaban demasiado bien arreg<strong>la</strong>dos; no había baúles, ni objetos de tocador; faltaba<br />

incluso el ambiente de los lugares ocupados.<br />

De modo que el lujo que le rodeaba no tenía más objeto que impedirle que<br />

hiciese nada por recuperar su antiguo camarote. Le estaban sobornando para que se<br />

quedase fuera de él sin protestar. ( Por qué? ¿Era <strong>la</strong> habitación lo que les interesaba, o<br />

era él mismo?<br />

Y ahora se encontraba sentado a <strong>la</strong> mesa del capitán, con aquel<strong>la</strong>s preguntas<br />

sin contestar. Se levantó cortésmente con los demás, cuando entró el capitán, el cual<br />

se dirigió al entarimado sobre el que estaba dispuesta <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga mesa, y ocupó su lugar.<br />

¿Por qué le habían desp<strong>la</strong>zado?<br />

Sonaba música en <strong>la</strong> nave, y se habían corrido <strong>la</strong>s puertas que separaban el<br />

comedor del mirador. Las luces estaban bajas, y eran de un tono anaranjado. Lo peor<br />

del mareo espacial, que pudo haberse producido después de <strong>la</strong> aceleración original o<br />

como consecuencia de <strong>la</strong> exposición a <strong>la</strong>s pequeñas diferencias de gravedad entre<br />

distintas partes de <strong>la</strong> nave, había pasado ya, y el comedor estaba lleno.<br />

El capitán se inclinó ligeramente hacia de<strong>la</strong>nte, y se dirigió a Biron.<br />

—Buenas noches, señor Ma<strong>la</strong>ine. Qué le parece su nuevo camarote?<br />

—Casi demasiado satisfactorio, señor. Un poco lujoso para mi modo de vivir.<br />

Dijo estas pa<strong>la</strong>bras con voz monótona, y le pareció apreciar una momentánea<br />

sensación de desaliento en <strong>la</strong> cara del capitán.<br />

A los postres se abrió nuevamente <strong>la</strong> piel de <strong>la</strong> burbuja de cristal del mirador, y<br />

se bajaron <strong>la</strong>s luces hasta casi apagar<strong>la</strong>s. <strong>En</strong> aquel<strong>la</strong> pantal<strong>la</strong> amplia y oscura no se<br />

veía ni el Sol, ni <strong>la</strong> Tierra, ni ningún p<strong>la</strong>neta. Estaban frente a <strong>la</strong> Vía Láctea, ante una<br />

vista transversal de <strong>la</strong> lente galáctica, que se dibujaba con trazo luminoso entre <strong>la</strong>s<br />

firmes y bril<strong>la</strong>ntes estrel<strong>la</strong>s.<br />

Automáticamente se extinguió el rumor de <strong>la</strong> conversación. Se desp<strong>la</strong>zaron<br />

algunas sil<strong>la</strong>s, de modo que todos quedaron cara a <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s. Los comensales se<br />

habían convertido en un grupo de espectadores, y <strong>la</strong> música no era sino un vago<br />

murmullo.<br />

La voz de los amplificadores resonó c<strong>la</strong>ra y equilibrada en el silencio.<br />

—¡Señoras y caballeros! Estamos a punto de dar el primer salto. Supongo que<br />

<strong>la</strong> mayoría de ustedes conocen, por lo menos teóricamente, lo que es un salto. Pero<br />

otros muchos de ustedes, en realidad, más de <strong>la</strong> mitad, nunca lo han experimentado.<br />

Es especialmente a ellos a quienes deseo hab<strong>la</strong>r.<br />

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