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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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»El salto es exactamente lo que su nombre indica. <strong>En</strong> <strong>la</strong> misma estructura del<br />

espacio-tiempo es imposible viajar más rápidamente que <strong>la</strong> luz. Es una ley natural que<br />

fue descubierta quizá por uno de los antiguos, el tradicional Einstein, a quien se<br />

atribuyen demasiadas cosas. Y, como es natural, incluso a <strong>la</strong> velocidad de <strong>la</strong> luz se<br />

tardarían años, de tiempo en reposo, en llegar a <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s.<br />

»Por ello salimos de <strong>la</strong> estructura del espacio-tiempo para penetrar en el poco<br />

conocido dominio del hiperespacio, donde distancia y tiempo carecen de sentido. Es<br />

algo así como atravesar un delgado istmo para pasar de un océano a otro, en lugar de<br />

permanecer en el mar y rodear un continente para recorrer <strong>la</strong> misma distancia.<br />

»Naturalmente, se requiere una gran cantidad de energía para entrar en este<br />

«espacio dentro del espacio», como algunos lo l<strong>la</strong>man, así como muchos y complicados<br />

cálculos para asegurar nuevamente <strong>la</strong> entrada en el espacio-tiempo, en el punto<br />

adecuado. El resultado del consumo de tal energía e inteligencia hace posible atravesar<br />

distancias inmensas en un tiempo cero. Sólo gracias al salto son posibles los viajes<br />

intereste<strong>la</strong>res.<br />

»El salto que estamos a punto de efectuar tendrá lugar dentro de diez minutos.<br />

Se les advertirá. Nunca se produce más que una pequeña molestia momentánea;<br />

confío, por lo tanto, en que todos permanecerán tranquilos. Muchas gracias.»<br />

Se apagaron <strong>la</strong>s luces del todo, y no quedaron sino <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s.<br />

Pareció transcurrir mucho tiempo antes de que un terso anuncio llenase<br />

momentáneamente el aire:<br />

—El salto se producirá exactamente dentro de un minuto. —La misma voz<br />

comenzó entonces a contar segundos hacia atrás—: Cincuenta..., cuarenta...,<br />

treinta..., diez..., cinco..., tres..., uno...<br />

Fue algo así como si se hubiese producido una discontinuidad en <strong>la</strong> existencia,<br />

un golpe que so<strong>la</strong>mente conmovía lo más profundo de los huesos del hombre.<br />

<strong>En</strong> aquel<strong>la</strong> inmensurable fracción de segundo habían pasado cien años luz, y <strong>la</strong><br />

nave, que un momento antes estaba en <strong>la</strong>s afueras del sistema so<strong>la</strong>r, se encontraba<br />

ahora en <strong>la</strong>s profundidades del espacio intereste<strong>la</strong>r.<br />

Alguien cerca de Biron exc<strong>la</strong>mó con voz temblorosa:<br />

—¡Miren <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s!<br />

<strong>En</strong> un instante aquel murmullo se extendió a través de <strong>la</strong>s mesas y corrió<br />

silbando por el amplio salón:<br />

—¡Las estrel<strong>la</strong>s! ¡Mirad!<br />

<strong>En</strong> aquel<strong>la</strong> misma inmensurable fracción de segundo <strong>la</strong> vista de <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s<br />

había cambiado radicalmente. El centro de <strong>la</strong> gran ga<strong>la</strong>xia, <strong>la</strong> cual se extiende por<br />

treinta mil años luz desde una punta a <strong>la</strong> otra, se hal<strong>la</strong>ba ahora más cerca, y <strong>la</strong>s<br />

estrel<strong>la</strong>s se habían espesado, extendiéndose sobre el aterciope<strong>la</strong>do y negro vacío como<br />

un fino polvo, frente al cual se destacaban a intervalos <strong>la</strong>s más bril<strong>la</strong>ntes estrel<strong>la</strong>s<br />

cercanas.<br />

Biron, contra su voluntad, recordó el principio de un poema que él mismo había<br />

escrito a <strong>la</strong> sentimental edad de diecinueve años, en ocasión de su primer viaje<br />

espacial; aquel que le había llevado a <strong>la</strong> Tierra que ahora abandonaba. Sus <strong>la</strong>bios se<br />

movieron en silencio:<br />

Las estrel<strong>la</strong>s, cual polvo, me envuelven<br />

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