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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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Y podría ser que ahora se estuviera acercando rápidamente para el abrazo final<br />

y mortífero, tanto tiempo pospuesto. Y <strong>la</strong> verdad era que él les había proporcionado <strong>la</strong><br />

oportunidad que habían estado esperando. La organización que había levantado, por<br />

ineficaz que fuese, constituía motivo suficiente para una acción punitiva de cualquier<br />

c<strong>la</strong>se que los tyrannios quisiesen emprender. Legalmente, Lingane no tendría razón.<br />

¿Era aquel crucero el primer síntoma del abrazo mortal?<br />

—¿Se ha puesto esa nave bajo vigi<strong>la</strong>ncia? —preguntó el autarca.<br />

—Ya he dicho que se les observa. Dos de nuestros cargueros se encuentran a<br />

alcance de masómetro.<br />

—Y bien, ¿qué le parece?<br />

—No sé. El único Gillbret que conozco, cuyo nombre por sí solo puede significar<br />

algo, es Gillbret oth Hinriad de Rhodia. ¿Ha tenido usted tratos con él?<br />

—Le vi durante mi última visita a Rhodia —dijo el autarca.<br />

—No le dijo nada, naturalmente.<br />

—Naturalmente.<br />

Los ojos de Rizzet se estrecharon.<br />

—Pensé que quizás usted no tuvo suficiente precaución y que los tyrannios se<br />

beneficiaron de una falta de prudencia semejante por parte de ese Gillbret, pues los<br />

Hinriads son notoriamente débiles en estos tiempos, y que lo de ahora podría ser una<br />

trampa para que usted se traicionase a sí mismo.<br />

—Lo dudo. Este asunto se presenta en un momento raro. He estado ausente de<br />

Lingane durante un año o más. Llegué <strong>la</strong> semana pasada, y volveré a partir dentro de<br />

unos días. Un mensaje así llega a mí precisamente cuando puede llegarme.<br />

—¿No cree usted que es una coincidencia?<br />

—No creo en coincidencias. Y existe un solo modo en el cual todo esto no sería<br />

una coincidencia. Así que voy a visitar esa nave, solo.<br />

—¡Imposible, señor!<br />

Rizzet estaba asombrado. Una pequeña cicatriz que tenía sobre <strong>la</strong> sien derecha<br />

se enrojeció súbitamente.<br />

—¿Me lo prohibe? —preguntó secamente el autarca.<br />

Al fin y al cabo era el autarca. Rizzet pareció acongojado y dijo:<br />

—Como usted lo desee, señor.<br />

A bordo del «Imp<strong>la</strong>cable» <strong>la</strong> espera se iba haciendo cada vez más<br />

desagradable. Durante dos días no se habían separado de su órbita,<br />

Gillbret vigi<strong>la</strong>ba los mandos con atención incansable. Su voz traslucía <strong>la</strong> tensión<br />

que le embargaba.<br />

—¿No dirías tú que se están moviendo?<br />

Biron levantó <strong>la</strong> mirada. Se estaba afeitando, manipu<strong>la</strong>ndo con extremo cuidado<br />

el pulverizador erosivo de los tyrannios.<br />

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