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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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»¿Y a qué <strong>la</strong>mas incidentes? Naves tyrannias han desaparecido y no han sido<br />

hal<strong>la</strong>das nunca más. Podrás decir que el espacio es muy grande, y que es posible que<br />

simplemente se hayan extraviado, pero, ¿y si hubiesen sido capturadas por los<br />

rebeldes? Tal fue el caso del «Incansable», hace un par de años. Señaló <strong>la</strong> presencia<br />

de un objeto lo bastante cerca para que estimu<strong>la</strong>se su masómetro, y nunca más se<br />

supo nada de él. Pudo haber sido un meteoro, pero, ¿lo fue en realidad? La búsqueda<br />

duró meses. Nunca lo encontraron. Mi opinión es que está en poder de los rebeldes. El<br />

«Incansable» era una nave nueva, un modelo experimental. Sería precisamente lo que<br />

hubiesen querido.<br />

—Y una vez aterrizado allí —dijo Biron—, ¿por qué no se quedó?<br />

—¿Crees acaso que no tuve ganas? No tuve alternativa. Les escuché cuando<br />

creían que estaba inconsciente, y me enteré de algo más acerca de ellos. <strong>En</strong>tonces<br />

estaban empezando, no podían permitir que se les descubriese. Sabían que yo era<br />

Gillbret oth Hinriad. Había suficientes elementos de identificación a bordo, además de<br />

que yo mismo se lo había dicho. Sabían que si no regresaba a Rhodia habría una<br />

investigación en gran esca<strong>la</strong> que no cesaría fácilmente. No podían arriesgarse a tal<br />

investigación, de manera que tenían que arreglárse<strong>la</strong>s para devolverme a Rhodia. Y<br />

allá fue adonde me llevaron.<br />

—¡Cómo! —exc<strong>la</strong>mó Biron—. Pero si eso debió de ser un riesgo<br />

aún mayor. ¿Cómo lo hicieron?<br />

—No lo sé. —Gillbret pasó sus delgados dedos a través de sus grises cabellos,<br />

mientras sus ojos parecían tratar inútilmente de penetrar en <strong>la</strong> profundidad de su<br />

memoria—. Me anestesiaron, supongo. De eso no recuerdo nada. Después de un cierto<br />

punto no hay nada. So<strong>la</strong>mente puedo recordar que abrí los ojos y me encontré<br />

nuevamente en el «Sanguinario»; estaba en el espacio, en el exterior de Rhodia.<br />

—¿Y los dos tripu<strong>la</strong>ntes muertos estaban aún atados a los imanes de remolque?<br />

¿No los habían quitado en el mundo de <strong>la</strong> rebelión? —preguntó Biron.<br />

—Estaban aún allí.<br />

—¿Y había alguna evidencia que indicase que usted había estado en el mundo<br />

de <strong>la</strong> rebelión?<br />

—Ninguna; sólo lo que yo recordaba.<br />

—¿Y cómo sabía usted que se encontraba precisamente en el espacio exterior<br />

de Rhodia?<br />

—No lo sabía. Sabía que estaba cerca de un p<strong>la</strong>neta, pues el masómetro así lo<br />

indicaba. Utilicé nuevamente <strong>la</strong> radio, y esta vez fueron naves de Rhodia <strong>la</strong>s que<br />

vinieron en mi busca. Re<strong>la</strong>té mi historia al que era entonces comisario tyrannio, con<br />

algunas modificaciones adecuadas. Naturalmente, no mencioné para nada el mundo de<br />

<strong>la</strong> rebelión. Y dije que el meteoro nos había alcanzado inmediatamente después del<br />

último salto. No quería que sospechasen mi conocimiento de que una nave tyrannia<br />

podía dar los saltos automáticamente.<br />

—¿Cree usted que los del mundo de <strong>la</strong> rebelión descubrieron ese pequeño<br />

detalle? ¿Se lo dijo usted?<br />

—No se lo dije. No tuve ocasión. No estuve allí el tiempo suficiente, por lo<br />

menos consciente. Pero no sé cuánto tiempo estuve inconsciente, ni lo que<br />

consiguieron descubrir por sí mismos.<br />

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