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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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Pero hacía cincuenta años de aquel<strong>la</strong>s guerras. Ahora <strong>la</strong>s Regiones Nebu<strong>la</strong>res<br />

eran satrapías que no requerían más que actos de ocupación e imposición de<br />

impuestos. Antes había mundos que conquistar, pensaba Aratap con desgana, pero<br />

ahora poca cosa quedaba por hacer salvo enfrentarse individualmente con algunos<br />

hombres.<br />

Miró al joven con quien se enfrentaba. Era un hombre muy joven, alto y de<br />

amplios hombros, en verdad; cara absorta y vivaz. pelo ridícu<strong>la</strong>mente corto, lo que era<br />

sin duda una afectación universitaria. De un modo extraoficial, Aratap le compadecía.<br />

Estaba evidentemente asustado.<br />

Biron no identificó el sentimiento que percibía en s¡ mismo como «miedo». Si le<br />

hubiesen pedido que diese un nombre a tal emoción, <strong>la</strong> hubiese descrito como<br />

«tensión». Toda su vida había considerado a los tyrannios como señores dominantes.<br />

Su padre, a pesar de ser fuerte y vital, indiscutido en su propio dominio,<br />

respetuosamente escuchado en otros, era cal<strong>la</strong>do y casi humilde en presencia de los<br />

tyrannios.<br />

Iban de vez en cuando a Widemos en visitas de cortesía, con preguntas sobre el<br />

tributo anual que l<strong>la</strong>maban impuestos. El ranchero de Widemos era el responsable de<br />

<strong>la</strong> cobranza y entrega de tales fondos en nombre del p<strong>la</strong>neta Nefelos, y los tyrannios<br />

se limitaban a examinar superficialmente sus libros.<br />

El mismo ranchero les ayudaba a salir de sus pequeñas naves. A <strong>la</strong>s horas de<br />

comer se sentaban a <strong>la</strong> cabecera de <strong>la</strong> mesa, y se les servía los primeros; cuando<br />

hab<strong>la</strong>ban, toda otra conversación cesaba instantáneamente.<br />

De niño le había extrañado que tales hombres pequeños y feos fuesen tratados<br />

con tanta consideración, pero cuando creció se dio cuenta de que para su padre eran lo<br />

mismo que su padre era para un mozo de establo. Incluso aprendió a hab<strong>la</strong>rles<br />

respetuosamente y darles tratamiento de «excelencia».<br />

Lo había aprendido tan bien que ahora que se enfrentaba con uno de ellos, uno<br />

de ios tyrannios, se sentía estremecer de tensión.<br />

La nave que había considerado su prisión se convirtió oficialmente en tal el día<br />

que aterrizó en Rhodia. L<strong>la</strong>maron a su puerta y entraron dos hoscos tripu<strong>la</strong>ntes que<br />

permanecieron de pie a su <strong>la</strong>do. El capitán, que les seguía, había dicho secamente:<br />

—Biron Farrill, queda detenido en virtud del poder que tengo conferido como<br />

capitán de esta nave, y le retengo para ser interrogado por el comisario del Gran Rey.<br />

El comisario era este pequeño tyrannio que estaba ahora sentado frente a él, al<br />

parecer distraído y desinteresado. El «Gran Rey» era el Khan de los tyrannios, que<br />

vivía aún en el legendario pa<strong>la</strong>cio de piedra de su p<strong>la</strong>neta patrio.<br />

Biron miró furtivamente a su alrededor. No le habían sujeto físicamente en<br />

modo alguno, pero junto a él se encontraban cuatro guardias vestidos con el azul<br />

pizarra de <strong>la</strong> policía exterior tyrannia, dos a cada <strong>la</strong>do. Estaban armados. Un quinto<br />

policía, con <strong>la</strong> insignia de comandante, se sentaba junto al escritorio del comisario.<br />

Este habló por primera vez:<br />

—Como ya debe saber —su voz era aguda y penetrante—, el antiguo ranchero<br />

de Widemos, su padre, ha sido ejecutado por traición.<br />

Sus apagados ojos estaban fijos en los de Biron. No parecían traslucir más que<br />

suavidad.<br />

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