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Descargar - Viento Sur

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portaciones”; hasta ahí nomás llegaban. También fue en ese período de transicióninterimperialista que se generó un vacío temporario de poder o, más bien, un períodoen el que las burocracias estatales mantuvieron su lealtad a los antiguos jefesimperiales, y así surgieron los movimientos nacionalistas en Latinoamérica, confuerte arraigo en las burocracias militares y a los cuales se adhirió un sector importantede la clase obrera. Recordemos el peronismo, el APRA en Perú, Vargas enBrasil, MNR en Bolivia, etcétera, todos del mismo período de finales de la SegundaGuerra Mundial teñidos de discurso antiamericano pero, al menos en algunoscasos, muy sospechosos de conducta pro inglesa, y que finalmente debieron cedersin pena ni gloria ante el avance de los capitales americanos. Los años cincuenta secaracterizan porque entonces llega a su mayor auge el ciclo de expansión civilizatoriade la modernidad capitalista occidental: todos los países quedan integrados en lared de los Estados-nación que forman el mercado mundial capitalista. Es probableque incluso los países de la llamada esfera socialista, después de la Segunda Guerra,hayan quedado también semiintegrados en esa red, a consecuencia del propio procesode regresión burocrática en que estaban sumidos. La lucha nacionalista revolucionariaentonces se entendía, paradójicamente, como la construcción de “verdaderos”Estados-nación, es decir, se acudía a la utopía de naciones “independientes” y “desarrolladas”según el mismo modelo que planteaba el imperialismo.El actual período se caracteriza no solo por una creciente competencia interimperialista,existiendo de hecho ya tres grandes bloques que se disputan esferas de influenciaeconómica, sino por una declinación civilizacional. El capitalismo a escalamundial ha sufrido una regresión que la clase obrera vive en carne propia: se havuelto al capitalismo salvaje, primitivo, al capitalismo basado en el trabajo a domicilioy otras formas que ahora ya no es el pequeño capitalista emergente el que las usa,sino el gran capital transnacional consolidado a escala global. Como consecuenciade esa regresión histórica la clase obrera se ve en disgregación física y políticamentey no se avizora el camino para su recuperación. Si bien hay grandes huelgas en losúltimos tiempos, las realizan básicamente los obreros estatales, como es el caso delos sindicatos del transporte en Francia, Alemania y Hungría, porque la industriamisma se ha vuelto trashumante. Pero en el nudo de la declinación se encuentra elproblema de la crisis de legitimidad del Estado-nación. Desde el mismo momentoque la civilización capitalista global basada en la red de estados nación se extendiópor todo el planeta y dominó todo el mundo, comenzó su declinación. El Estado-nación,por otra parte, dejó de ser garante del nivel de vida de la población y se convirtióen el garante de la expansión del capital, exclusivamente. Y entonces sucede algoaparentemente contradictorio.La gran amenaza que desafía al Occidente pareciera que ya no es el fantasma delcomunismo, y ahora es retratada como el fantasma del “fundamentalismo” y el“terrorismo” islámico. El desafío que plantea el islamismo propone un tipo de civilizaciónque ataca las bases del individualismo burgués que domina nuestra cultura.Aquí me incluyo, como incluyo a la mayoría (¿la totalidad?) de los marxistas24 VIENTO SUR Número 97/Mayo 2008

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