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políticas públicas final (web)

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77comunicación, el úl mo en el 2013 , con el obje vo de medir cómo, cuánto y cuándo lasmujeres polí cas (parlamentarias, dirigentes par darias y actoras de gobierno) sonprotagonistas de la no cia. En el 2010, con el Proyecto Monitoreo Global de Medios realizadopor la Asociación para las Comunicaciones Cris anas (WACC), constatamos que las mujereseran sujetos de las no cias en apenas un 7% de ellas si el medio era radio o periódicos, y un 24%si se trataba de televisión; y sólo en un 16 % de los casos eran tomadas como fuente de la no cia.En el 2013, cuando se comparó la presencia de varones y mujeres polí cas, estas aparecieronsólo en el 28% de las no cias monitoreadas. Los varones polí cos figuraban, en cambio, en el87%, o sea, tres veces más que las mujeres. Excluyendo las piezas en que ambos aparecen -el15%-, la presencia de las mujeres se reduce a un 13% contra el 72% para varones.Los medios siguen representando a las mujeres (en la mayoría de los casos) como amas decasa, o como cuerpos “objeto”, puestas allí para ser miradas sin otros atributos que sus medidascorporales. También los hombres, en general, son representados siguiendo estereo possexistas, y racistas, como la fuerza, la dominación, la acción, dejándolos fuera del cuidado y lastareas de reproducción de la vida. De esta forma, los medios son simultáneamentereproductores y creadores de los modelos femeninos y masculinos, es decir de lo que social yculturalmente es considerado adecuado del ser mujer y del ser hombre. Cada personainterioriza las pautas requeridas para sa sfacer las expecta vas establecidas según suiden dad de género. Por ello, la representación estereo pada afecta al conjunto de la sociedad,tanto a mujeres como a hombres, al transmi r una imagen limitada que encasilla la feminidad omasculinidad en pautas rígidas y obligatorias, producto de una cultura misógina con rolesdeterminados para unos y otras.La construcción y perpetuación de un imaginario colec vo sexista vulnera los derechoshumanos de las mujeres y atenta contra el logro de la igualdad de género. La violencia simbólica–que se produce y reproduce tanto en los medios de comunicación como en las pautasculturales, la educación, las costumbres, a menudo de una forma casi impercep ble- es unsustento fundamental de las demás formas de violencia de género. Los medios decomunicación enen cada vez más relevancia en la construcción del imaginario social y son unode los agentes principales para la transmisión de pautas culturales. En tal sen do, lademocra zación de los medios se convierte en un terreno de disputa para los actores socialesque luchan por la igualdad y es un espacio privilegiado para la lucha de las mujeres por laigualdad. Establecer reglas de juego democrá cas y con premisas an discriminatorias es elaporte de una Ley de Servicios Audiovisuales. La libertad de expresión no puede ser concebidaal margen del derecho a la igualdad.

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