Leer-Cuentos.-Horacio-Quiroga

More documents

Recommendations

Info

Y a la mañana siguiente las vecinas del pedregoso camino del Yabebiríoyeron desde lejos y vieron pasar el saltarín carrito de ruedas macizas, y seguidoa prisa por el manco, que se llevaba los restos del difunto químico.* * *Maltrecho a pesar de su enorme resistencia, don Juan no abandonó endiez días Tacuara-Mansión. No faltó sin embargo quien fuera a informarsede lo que había pasado, so pretexto de consolar a don Juan y de cantaraleluyas al ilustre químico fallecido.Don Juan lo dejó hablar sin interrumpirlo. Al fin, ante nuevas loas alintelectual desterrado en país salvaje que acababa de morir, don Juan seencogió de hombros:—Gringo de porquería... –murmuró apartando la vista.Y ésta fue toda la oración fúnebre de monsieur Rivet.biblioteca ayacucho271
La cámara oscuraUna noche de lluvia nos llegó al bar de las ruinas la noticia de que nuestrojuez de paz, de viaje en Buenos Aires, había sido víctima del cuento deltío y regresaba muy enfermo.Ambas noticias nos sorprendieron, porque jamás pisó Misiones mozomás desconfiado que nuestro juez, y nunca habíamos tomado en serio suenfermedad: asma, y para su frecuente dolor de muelas, cognac en buches,que no devolvía. ¿<strong>Cuentos</strong> del tío a él? Había que verlo.Ya conté en la historia del medio litro de alcohol carburado que bebierondon Juan Brown y su socio Rivet, el incidente de naipes en que actuóel juez de paz.Llamábase este funcionario Malaquías Sotelo. Era un indio de bajaestatura y cuello muy corto que parecía sentir resistencia en la nuca paraenderezar la cabeza. Tenía fuerte mandíbula y la frente tan baja que el pelocorto y rígido como alambre le arrancaba en línea azul a dos dedos de lascejas espesas. Bajo éstas, dos ojillos hundidos que miraban con eterna desconfianza,sobre todo cuando el asma los anegaba de angustia. Sus ojos sevolvían entonces a uno y otro lado con jadeante recelo de animal acorralado–y uno evitaba con gusto mirarlo en tales casos.Fuera de esta manifestación de su alma indígena, era un muchachoincapaz de malgastar un centavo en lo que fuere, y lleno de voluntad.Había sido desde muchacho soldado de policía en la campaña de Corrientes.La ola de desasosiego que como un viento norte sopla sobre eldestino de los individuos en los países extremos, lo empujó a abandonar decuentos272
Page 1:
Horacio QuirogaCUENTOSBIBLIOTECAAYA
Page 8 and 9:
Horacio Quirogacuentos88selección
Page 10 and 11:
PrólogoI. El contemporáneoA su mu
Page 12 and 13:
II. Una trayectoriaQuiroga había n
Page 14 and 15:
la Revista del Salto) nombrar lo re
Page 16 and 17:
en “El monte negro” (junio 6, 1
Page 18 and 19:
lo hondo de su ser y de su experien
Page 20 and 21:
la colección de Martín Fierro no
Page 22 and 23:
hijos pequeños, como el Subercasea
Page 24 and 25:
del marido o padre no es indispensa
Page 26 and 27:
Quiroga. Una doble maduración -hum
Page 28 and 29:
tural que en el primer cuento permi
Page 30 and 31:
“La gallina degollada” (julio 1
Page 32 and 33:
al auténtico horror que conoció
Page 34 and 35:
otro texto ha dejado anotado el mis
Page 36 and 37:
Quiroga el amor. Sus cuentos, sus n
Page 38 and 39:
matriz americana) y en sí mismo; c
Page 40 and 41:
El ámbito de su arte era el cuento
Page 42 and 43:
derlo como una materia legislada y
Page 44 and 45:
nitud y en su extravagancia; supo a
Page 46:
Criterio de esta ediciónPara la pr
Page 50 and 51:
Para noche de insomnio. . . . . . .
Page 52 and 53:
yendo ver al muerto que se endereza
Page 54 and 55:
El crimen del otroLas aventuras que
Page 56 and 57:
cabezas echadas atrás, las frentes
Page 58 and 59:
primero a la probabilidad, que es l
Page 60 and 61:
astó.La noche continuaba en paz. L
Page 62 and 63:
do que daba frutos amargos y jugoso
Page 64 and 65:
epleta de caretas por el inminente
Page 66 and 67:
que pensaba darle a semejanza del o
Page 68 and 69:
mi marcha gozando las últimas aven
Page 70 and 71:
En los primeros momentos Vélez hab
Page 72 and 73:
nerviosidad que le producía a él
Page 74 and 75:
—Un día de estos. ¿Está acá t
Page 76 and 77:
una valija en la mano, que giraba d
Page 78 and 79:
para hacer una cosa de loco.* * *Ya
Page 80 and 81:
descubierto sobre la mesa, frente a
Page 82 and 83:
—Quién sabe... Dígame: ¿dónde
Page 84 and 85:
no entraba porque tenía miedo! “
Page 86 and 87:
nada, nada fuera de su fijeza asesi
Page 88 and 89:
Lucas insiste mucho en ver a usted.
Page 90 and 91:
Tendremos algo que hacer.Fuimos y r
Page 92 and 93:
El almohadón de plumaSu luna de mi
Page 94 and 95:
entre las suyas la mano de su marid
Page 96 and 97:
La insolaciónEl cachorro Old sali
Page 98 and 99:
nas. Míster Jones fue a la chacra,
Page 100 and 101:
del patio, deslumbraba por el sol a
Page 102 and 103:
—¡La Muerte, la Muerte! -aulló.
Page 104 and 105:
“¿Y usted no tiene cuentas con B
Page 106 and 107:
la sombra.Dormían la siesta, defen
Page 108 and 109:
Los cazadores de ratasUna siesta de
Page 110 and 111:
llinetas, apareció en la puerta, y
Page 112 and 113:
sin fin ninguno y, lo que es peor p
Page 114 and 115:
—Bueno; de nuestros hijos. ¿Te g
Page 116 and 117:
conciliación llegó, tanto más ef
Page 118 and 119:
la cocina, Mazzini, lívido como la
Page 120 and 121:
clamor bestial y fuera de toda huma
Page 122 and 123:
—¡Federico! -oí la voz traspasa
Page 124 and 125:
menso suspiro, el terror siempre vi
Page 126 and 127:
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Page 128 and 129:
La miel silvestreTengo en el Salto
Page 130 and 131:
íos más o menos anchos. Son esenc
Page 132 and 133:
nincasa, sin escudriñar, sin embar
Page 134 and 135:
Mas aquello llegaba ya a la falta d
Page 136 and 137:
un nimio incidente, punzando su van
Page 138 and 139:
el patio, la criatura aquella, con
Page 140 and 141:
sis explosivas; los nervios desorde
Page 142 and 143:
La madre se puso un poco pálida, m
Page 144 and 145:
Una vez solo en la calle oscura, N
Page 146 and 147:
que no tiene treinta años aún...
Page 148 and 149:
lorosa gravedad.—¿Hace tiempo? -
Page 150 and 151:
IVDurante diez días la vida prosig
Page 152 and 153:
El tren partió. Inmóvil, Nébel s
Page 154 and 155:
Pero no había sentido gusto alguno
Page 156 and 157:
conocido en Puerto Esperanza un vie
Page 158 and 159:
tió su avance a través del chirca
Page 160 and 161:
—¿Por qué no entran? -preguntó
Page 162 and 163:
os, ante aquel paso que avanzaba de
Page 164 and 165:
olvidándose de las vacas.Tarde ya,
Page 166 and 167:
los hilos; y una vibración aguda,
Page 168 and 169:
Los inmigrantesEl hombre y la mujer
Page 170 and 171:
sitar en tierra sagrada el cadáver
Page 172 and 173:
dimos hallar con tanta premura, una
Page 174 and 175:
llevó heroicamente otra vez a la b
Page 176 and 177:
Esto era lo último que se podía d
Page 178 and 179:
pozo. Mamá no pensaba en nada conc
Page 180 and 181:
Los pescadores de vigasEl motivo fu
Page 182 and 183:
Por lo cual el mercado se realizó
Page 184 and 185:
su ¡a... hijú! de triunfo. Y lueg
Page 186 and 187:
palo de rosa.biblioteca ayacucho139
Page 188 and 189:
Pero cuando la joya estaba concluid
Page 190 and 191:
sos.—¡Un anillo! -murmuró Marí
Page 192 and 193:
tante desequilibrada. Kassim esper
Page 194 and 195:
se halló en pleno campo de caza. D
Page 196 and 197:
hallaba rastros de apereás, agutí
Page 198 and 199:
aspecto humillado, servil y traicio
Page 200 and 201:
Yaguaí no estaba allí. Pero a la
Page 202 and 203:
Pasó un momento.—¡Pobre Yaguaí
Page 204 and 205:
y torpes siguieron ambos a las much
Page 206 and 207:
que escalaba la barranca, desde cuy
Page 208 and 209:
pués un hondo y largo escalofrío
Page 210 and 211:
machete.—¡Volvé o te tiro! -lle
Page 212 and 213:
Los dedos lívidos temblaban sobre
Page 214 and 215:
cabezas más locas. El proceder es
Page 216 and 217:
crisis de desgano y cansancio, y to
Page 218 and 219:
adherido al gatillo. Un instante de
Page 220 and 221:
inevitable, concluyó entre los die
Page 222 and 223:
IVCuando se come pasto del suelo, h
Page 224 and 225:
Este amigo era, como se ha dicho, u
Page 226 and 227:
la orilla de las lagunas y bañados
Page 228 and 229:
Véase cómo aprendí a cultivar pa
Page 230 and 231:
Por el camino quemante, el sombrero
Page 232 and 233:
en descanso.Me fui de allí, y, com
Page 234 and 235:
tería.Pero he aquí que una noche,
Page 236 and 237:
troncos en el mismo bananal de casa
Page 238 and 239:
ejemplar que yo haya visto, e incon
Page 240 and 241:
Le di el mercurio, y el hombre se f
Page 242 and 243:
a la mañana siguiente, ni a la otr
Page 244 and 245:
Pasamos un buen rato mirando el ár
Page 246 and 247:
atón. No importa que la boca, la n
Page 248 and 249:
Y este cuádruple paraíso ideal, s
Page 250 and 251:
No ignoro que esta mi empresa sobre
Page 252 and 253:
venta tal número.En lo que se equi
Page 254 and 255:
-lo que no le ha impedido, a pesar
Page 256 and 257:
ocupado en chismes del oficio.En la
Page 258 and 259:
dos cosas:Primera. Que soy un desgr
Page 260 and 261:
esistencia. Cuantas veces pueden no
Page 262 and 263:
—¿Y usted escribe? -me volví a
Page 264 and 265:
¿Me acompaña, Grant?—Con mucho
Page 266 and 267:
Pero ella se levantaba con brusco d
Page 268 and 269: Surgen nítidas las palabras de mi
Page 270 and 271: -y no tengo además motivo alguno d
Page 272 and 273: Y su mano izquierda me tomó del ot
Page 274 and 275: —¡Pst! Soy hombre. ¿Qué soy?Y
Page 276 and 277: En la nocheLas aguas cargadas y esp
Page 278 and 279: volcar. Toda restinga, sabido es, o
Page 280 and 281: * * *Engañados respecto de los rec
Page 282 and 283: su energía. Ambos buscaron vertigi
Page 284 and 285: para conservar la distancia. No pen
Page 286 and 287: Van-HoutenLo encontré una siesta d
Page 288 and 289: mi hermano, después de concluir un
Page 290 and 291: lo vi también, pero venía dando v
Page 292 and 293: ío adentro.Para una canoa los esco
Page 294 and 295: Juan DariénAquí se cuenta la hist
Page 296 and 297: entre los hombres lo acuse; a menos
Page 298 and 299: no cuentan lo que ven, sino lo que
Page 300 and 301: ecidas que los muchachos. Quién sa
Page 302 and 303: tura, interpretara mal ese ademán
Page 304 and 305: esta mancha. Hermanos: esta noche r
Page 306 and 307: El hombre muertoEl hombre y su mach
Page 308 and 309: tendrá que cambiar...¡Muerto! ¿P
Page 310 and 311: vuelve un largo, largo rato las ore
Page 312 and 313: por no valer sin duda la pena hacer
Page 314 and 315: ambos, por cuanto nunca llegó a ve
Page 316 and 317: a Juan Brown, y perder el compás d
Page 320 and 321: golpe su oficio por el de portero d
Page 322 and 323: amente, desde Posadas, como la noti
Page 324 and 325: puede ser eso?Y tornaba a fijar la
Page 326 and 327: AnacondaIEran las diez de la noche
Page 328 and 329: noche para ponerse en campaña. Sin
Page 330 and 331: trata de su fuerza, de su destreza,
Page 332 and 333: —¡Quién sabe! Para desgracia tu
Page 334 and 335: el Gobierno de la Nación había de
Page 336 and 337: primas: la velocidad para correr.Pe
Page 338 and 339: VIIEra la una de la tarde. Por el c
Page 340 and 341: —Para él es lo mismo que te haya
Page 342 and 343: —Está muerta, bien muerta... -mu
Page 344 and 345: de belleza, Coralina se alegraba ba
Page 346 and 347: nas entero con la mitad del cuerpo
Page 348 and 349: última, a fuer de fuerte y ágil,
Page 350 and 351: —¡Miedo, yo! -contestó Anaconda
Page 352 and 353: trepar por las piernas. Y en medio
Page 354 and 355: —¡Pero están locas! -gritó Ña
Page 356 and 357: y la cabeza erguidos sobre el cuerp
Page 358 and 359: El techo de inciensoEn los alrededo
Page 360 and 361: Bouix es un francés que durante tr
Page 362 and 363: Orgaz había probado todo lo posibl
Page 364 and 365: no perdonaba una sola página; una
Page 366 and 367: mesa afuera, bajo la atmósfera qui
Page 368 and 369:
cuyos agujeros el agua entraba en b
Page 370 and 371:
tonces a Orgaz, aunque sin explicar
Page 372 and 373:
ato aún. Las gotas caían ahora m
Page 374 and 375:
solo, con dos criaturas que apenas
Page 376 and 377:
icar superfosfatos, vino de naranja
Page 378 and 379:
Este problema de los tres baldes in
Page 380 and 381:
y muy lluvioso el invierno. Pero cu
Page 382 and 383:
* * *Al rayar el día, un hondo esc
Page 384 and 385:
sin percibir en ella nada de partic
Page 386 and 387:
estaban los objetos... Y la boca mu
Page 388 and 389:
se detiene ya. Durante quince o vei
Page 390 and 391:
de veinte años, brasileño y perfe
Page 392 and 393:
caldo, fosfatearlo bien, y ponerlo
Page 394 and 395:
Entretanto, el manco continuaba sol
Page 396 and 397:
olvidar el aspecto puramente ideal
Page 398 and 399:
Desde las tinieblas comenzaban ya a
Page 400 and 401:
El YaciyateréCuando uno ha visto a
Page 402 and 403:
mar huracanado, y nosotros, en dos
Page 404 and 405:
Pasé por el rancho en cuestión y
Page 406 and 407:
ción de las interminables sequías
Page 408 and 409:
—¡Vendrán! Y antes de lo que im
Page 410 and 411:
—¿Y bien? -preguntaron las besti
Page 412 and 413:
de las grandes crecidas.Y cuando An
Page 414 and 415:
de la cola, Anaconda mantuvo la mir
Page 416 and 417:
—No lo sabemos, Anaconda.—Yo s
Page 418 and 419:
sobre el rumbo a tomar.—¡Paso!
Page 420 and 421:
Grandes buques -los vencedores-, ah
Page 422 and 423:
ojos cerrados, muerto. Pero dentro
Page 424 and 425:
—No -me respondió brevemente-. Y
Page 426 and 427:
—Yo tengo la imaginación un poco
Page 428 and 429:
en el semblante de la mujer que des
Page 430 and 431:
los nudillos, esfumándose enseguid
Page 432 and 433:
—¿Qué opina usted de esto? -me
Page 434 and 435:
Llegué a casa y me bañé enseguid
Page 436 and 437:
cambiábamos una que otra palabra y
Page 438 and 439:
desapareció de aquí... Al regresa
Page 440 and 441:
—¿Me extrañaba usted? ¿De vera
Page 442 and 443:
han abrasado, alcanzando las chispa
Page 444 and 445:
Para cazar en el monte -caza de pel
Page 446 and 447:
olvido, demora fortuita; ninguno de
Page 448 and 449:
yace al sol, muerto desde las diez
Page 450 and 451:
Cuando puso el boliche, la muchacha
Page 452 and 453:
ados hasta las orejas por las costa
Page 454 and 455:
Pero es cierto que la guainada no q
Page 456 and 457:
eloj. Esto del escape de cuerda sus
Page 458 and 459:
la escopeta.Durante dos meses y en
Page 460 and 461:
percepción de mi existir, pero fla
Page 462 and 463:
expansión, que el sol dilata desme
Page 464:
apéndice
Page 467 and 468:
XNo pienses en tus amigos al escrib
Page 469 and 470:
nueva retórica del cuento que nos
Page 471 and 472:
Sobre El ombú de HudsonAunque el c
Page 473 and 474:
estaban en uso hace tres cuartos de
Page 475 and 476:
desnivel de ochocientos metros. Com
Page 477 and 478:
veintiséis años Leopoldo Lugones
Page 479 and 480:
poner ante el fiscal acusador las m
Page 481 and 482:
cuentos434
Page 483 and 484:
cuentos436
Page 486 and 487:
CronologíaVida y obra de Horacio Q
Page 488 and 489:
la citada novela de Nordau. Intima
Page 490 and 491:
Silva” en El Gladiador.Acompaña
Page 492 and 493:
1910 Acompañados por la madre de Q
Page 494 and 495:
público y crítica. Comienza el pe
Page 496 and 497:
se encendió.1926 Vueltos a Buenos
Page 498 and 499:
con el que el escritor pretende con
Page 500:
iblioteca ayacucho455
Page 504 and 505:
BibliografíaObra de Horacio Quirog
Page 506 and 507:
1911-1913), 1967.De la vida de nues
Page 508 and 509:
268.___________. “La efectividad
Page 510 and 511:
Franco, Jean. Historia de la litera
Page 512 and 513:
___________. El hermano Quiroga: Ca
Page 514 and 515:
Ruiz Gómez, Darío. “Horacio Qui
Page 516 and 517:
Bonne, René. “Lejanía y pasión
Page 518 and 519:
Chile), XIV (1951): 188-190.Galeota
Page 520 and 521:
Pinto, Juan. “Horacio Quiroga: el
Page 522 and 523:
Zeledón, María de los Ángeles y
Page 524:
iblioteca ayacucho479
Page 527 and 528:
Los mensú ........................
Page 529 and 530:
116FELISBERTO HERNÁNDEZNovelas y c
Page 531 and 532:
EMIR RODRÍGUEZ MONEGAL(Uruguay, 19
show all

Leer-Cuentos.-Horacio-Quiroga

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

Delete template?

Save as template?