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Leer-Cuentos.-Horacio-Quiroga

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cada línea, y que este hombre <strong>Quiroga</strong> se aferra a sus viejos amigos de laadolescencia o a los más jóvenes y cercanos de ahora, entonces no importaque las cartas, en su simplicidad, no parezcan de un literato, que en ocasionesla memoria se enturbie o una frase quede mal construida. El lector sabeque aquí toca a un hombre, como dijo Whitman de sus poemas.Golpe tras golpe fueron despojando a <strong>Quiroga</strong> de toda especie adjetiva,como había sabido hacer él con su arte. De su lápiz de enfermo fluíahacia sus amigos la verdad. Y el hombre se iba transfigurando hasta alcanzarla definitiva imagen que es la que revelan estas palabras de MartínezEstrada:Los últimos meses de su vida lo iban elevando poco a poco al plano de losobrenatural. Era visible su transfiguración paulatina. Todos sabemos que sumarcha a la muerte iba regida por las mismas fuerzas que lo llevaban a vivir.Su vida y su muerte marchaban paralelamente, en dirección contraria. Seguíaandando, cuando ya la vida lo había abandonado, y por esos días trazó conmigosus más audaces proyectos de vida y de trabajo. Pobreza y tristeza quecontemplábamos con el respeto que inspira el cumplimiento de un voto supremo.Llegaba a nuestras casas y hablábamos sin pensar en el mal. Recordabasu casa tan distante, construida y embellecida con sus manos. Y se volvía a sucama de hospital, con pasos de fantasma. Entraba a su soledad y a su pobrezay nos dejaba nuestros vidrios de colores. Así se aniquilaban sus últimas fuerzasy sus últimos sueños.IV. Una lecciónAdemás de la lección de objetividad, que se desprende del examen de suvida y de su obra, hay otra lección que arroja este sumario repaso de sucarrera. Es más específica y se refiere precisamente a su arte de narrador.Después de un intento erróneo, que lo llevó al cultivo del verso para el quetenía pocas condiciones, <strong>Quiroga</strong> encauza su esfuerzo en el terreno de lanarrativa. Su ambición le hizo buscar las formas mayores y así, por dos veces,intentó la novela y una vez el cuento escénico, Las sacrificadas (1920),que se basa en la misma situación autobiográfica que inspira “Una estaciónde amor”. En las tres oportunidades, y por distintos motivos, <strong>Quiroga</strong> erró.cuentosXXXVIII

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