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Leer-Cuentos.-Horacio-Quiroga

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tal como la registra la crónica de sus biógrafos y el testimonio de amigosy conocidos, parece indudable que <strong>Quiroga</strong> se hizo a sí mismo. De un serfísicamente débil y ensombrecido tempranamente por la histeria, extrajouna figura indestructible, dura por la intimidad con el silencio, que es elresultado de ese trabajo máximo de la voluntad sobre el carácter cuyo modelosimbólico habría que buscar en el mundo de Ibsen, en ese Brand queinspiró la vida y las doctrinas de Sóren Kierkegaard. En una carta a MartínezEstrada comenta así <strong>Quiroga</strong> la tragedia (julio 25, 1936):Brand: ¡Pero amigo! Es el único libro que he releído cinco o seis veces. Entrelos “tres” o “cuatro” libros máximos, uno de ellos es Brand. Diré más: despuésde Cristo, sacrificado en aras de su ideal, no se ha hecho nada en ese sentidosuperior a Brand. Y oiga Ud. un secreto: yo con más suerte, debí haber nacidoasí. Lo siento en mi profundo interior. No hace tres meses torné a releer elpoema. Y creo que lo he sacado de la biblioteca cada vez que mi deber –olo que yo creo que lo es– flaqueaba. No se ha escrito jamás nada superioral cuarto acto de Brand, ni se ha hallado nunca nada más desgarrador en elpobre corazón humano para servir de pedestal a un ideal. También yo tuve larevelación de Inés cuando exigida y rendida por el “todo o nada”, exclamó:“Ahora comprendo lo que siempre ha sido oscuro para mí: El que ve el rostrode Jehová debe morir”. Sí, querido compañero. Y también tengo siempre enla memoria una frase de Emerson, correlativa de aquélla: “Nada hay que elhombre no pueda conseguir: pero tiene que pagarlo”.Esta pasión de lo absoluto, este Todo o Nada del personaje ibseniano,también asoma en la vida y carácter del narrador misionero y tiñe de desesperaciónsu demoníaca figura. No es extraño por eso mismo que este hombretan poco dado a la cortesía literaria escriba un par de cartas desde Misionesa José Enrique Rodó (en 1909 y en 1911) para agradecerle en la forma másconcisa y sincera posible el envío de Motivos de Proteo. En la lectura y relecturade algunos pasajes de ese libro habrá encontrado <strong>Quiroga</strong> esa épicade la voluntad a la que él también estaba secretamente entregado.Aquí está la raíz del hombre salvaje, del hombre trágico. <strong>Quiroga</strong>volvió la espalda al mundo occidental reconstruido penosamente por inmigrantesen ambas márgenes del Plata, se encerró en la selva (la primitivacuentosXXXVI

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