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Leer-Cuentos.-Horacio-Quiroga

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1910 Acompañados por la madre de <strong>Quiroga</strong> y por Brignole, que pronto regresan,la pareja se instala en Misiones. Si el paisaje es magnífico con el enorme ríoParaná tendidos al pie de la meseta donde se levanta la casa, la vida es duray exigente. <strong>Quiroga</strong> como siempre responde al desafío. Trabaja con tesóny sin fatiga reparando lo roto y precario de la casa, levantando palmeras enmedio de la pura piedra, cuidando plantas y gramillas bajo un sol de cuarentagrados. Licenciado como profesor continúa sus colaboraciones en Caras yCaretas donde publica media docena de cuentos. Se inicia como plantadorde yerba mate.1911 Nace en enero una niña a la que ponen el literario nombre de Eglé. Porimposición de <strong>Quiroga</strong> el alumbramiento sucede en la casa y él mismo hacede partero. Ana María reclama asistencia y también compañía en aquelladesolación. Su madre viaja a instalarse a su lado. Como <strong>Quiroga</strong> renuncia asu cátedra la ampliada familia sobrevive malamente de las colaboraciones–cuarenta pesos la página y cuatrocientos pesos cada folletín– de Caras y Caretas.Por mediación de un amigo –Lanusse– logra ser nombrado como juezde paz y oficial del Registro Civil, por lo que percibe ciento cincuenta pesosmensuales, pero parte de los ingresos se esfuman en sucesivos y frustradosintentos industriales: dulce de maní y miel, vino de naranjas, etc.1912 Nace un varón –Darío– esta vez en una clínica de Buenos Aires. Comienzaa colaborar en Fray Mocho otra revista de gran tiraje. Como funcionario estodo un personaje, las inscripciones del Registro se limitarán a papeles sueltosen una lata de galletas, la judicatura a un informe por mes, si se producíaalgún pleito <strong>Quiroga</strong> expeditivamente lo solucionaba en el acto, más deacuerdo a las razones del sentido común que a los códigos.El fiscal lo considera “un bicho raro, aunque precioso” según propias palabrasde <strong>Quiroga</strong>, claro que seguramente él no lo era menos ya que se tratabade Macedonio Fernández.1913 Es su tercer año consecutivo como pionero. Las dificultades no le amilanansino que al contrario, parecen afirmarle en la huraña soledad y en el gusto yplenitud de la lucha con la naturaleza. Envía productos exóticos a sus amigosde Buenos Aires. Predica las virtudes de su vida y escribe, como si nodispusiera de suficiente soledad, casi a la intemperie en una elevación convista al río alejada unos centenares de metros de su casa. Cuenta ya con mediadocena de cuentos memorables entre los cerca de cien que ya ha publicado.Una cosecha similar a la de sus yerbales de los que la seca de ese año le quemabiblioteca ayacucho447

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