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Pactos para la igualdad: Hacia un futuro sostenible

El documento que la CEPAL da a conocer en esta ocasión profundiza en la línea de la igualdad de los presentados en sus dos anteriores períodos de sesiones: La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir (2010, Brasilia), y Cambio estructural para la igualdad: Una visión integrada del desarrollo (2012, El Salvador). Bajo el título Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible, el actual documento de posición plantea los dos grandes retos que enfrenta el desarrollo en América Latina y el Caribe: lograr mayores grados de igualdad y procurar sostenibilidad en la dinámica del desarrollo de cara a las nuevas generaciones.

El documento que la CEPAL da a conocer en esta ocasión profundiza en la línea de la igualdad de los presentados en sus dos anteriores períodos de sesiones: La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir (2010, Brasilia), y Cambio estructural para la igualdad: Una visión integrada del desarrollo (2012, El Salvador).
Bajo el título Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible, el actual documento de posición plantea los dos grandes retos que enfrenta el desarrollo en América Latina y el Caribe: lograr mayores grados de igualdad y procurar sostenibilidad en la dinámica del desarrollo de cara a las nuevas generaciones.

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Comisión Económica <strong>para</strong> América Latina y el Caribe (CEPAL)<br />

como <strong>para</strong> modificar significativamente los indicadores de des<strong>igualdad</strong>, los que en valores absolutos cambiaron solo<br />

de manera marginal. Asimismo, en este país, a diferencia del resto, el sa<strong>la</strong>rio mínimo parece perder operatividad<br />

en <strong>la</strong> seg<strong>un</strong>da parte del período considerado. Como se mencionó, Chile es el único país donde el porcentaje de<br />

asa<strong>la</strong>riados que perciben <strong>un</strong> sa<strong>la</strong>rio mínimo o menos es inferior en el año final que en el inicial. Al mismo tiempo,<br />

<strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre el valor de esta institución y el primer percentil decreció marcadamente durante los últimos años.<br />

En <strong>la</strong> Argentina, el aumento del sa<strong>la</strong>rio mínimo real estaría asociado a <strong>un</strong>a reducción de 2,6 p<strong>un</strong>tos porcentuales<br />

del índice de Gini, que representa <strong>un</strong>a caída del 7% respecto del valor que exhibía en el año inicial. Alrededor de<br />

<strong>un</strong> tercio de <strong>la</strong> baja que registró el índice de Gini entre 2003 y 2012 puede atribuirse a <strong>la</strong> modificación del sa<strong>la</strong>rio<br />

mínimo. Una situación simi<strong>la</strong>r se observa con el índice de Theil. La re<strong>la</strong>ción entre <strong>la</strong> mediana y el percentil 90 no se<br />

modifica, pero <strong>la</strong> brecha entre el percentil 50 y el percentil 10 se reduce significativamente, reflejando <strong>la</strong> compresión<br />

en el tramo de ingresos inferiores.<br />

En el Brasil, el índice de Gini decrece 2,4 p<strong>un</strong>tos porcentuales (5%). La recuperación del sa<strong>la</strong>rio mínimo tiene<br />

<strong>un</strong> impacto muy significativo: origina el 84% de <strong>la</strong> reducción total de este indicador. Al igual que en <strong>la</strong> Argentina, el<br />

efecto igua<strong>la</strong>dor se verifica exclusivamente en <strong>la</strong> parte inferior de <strong>la</strong> distribución. Sin embargo, a diferencia del caso<br />

anterior, esta reducción es lo suficientemente intensa como <strong>para</strong> disminuir significativamente también <strong>la</strong> brecha entre<br />

los percentiles extremos, 90 y 10. Los resultados sugieren que si solo hubiera operado el efecto del sa<strong>la</strong>rio mínimo,<br />

<strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre el percentil 50 y el percentil 10 del año final habría sido aún más baja que <strong>la</strong> que efectivamente<br />

se registró.<br />

En el caso del Uruguay, los impactos igua<strong>la</strong>dores resultan ser más reducidos que en los dos casos anteriores. En<br />

efecto, el índice de Gini decrece 0,5 p<strong>un</strong>tos porcentuales, y los cambios en el sa<strong>la</strong>rio mínimo explican alrededor<br />

del 7% de <strong>la</strong> caída total del indicador entre 2004 y 2012. Simi<strong>la</strong>res resultados se observan con re<strong>la</strong>ción al índice de<br />

Theil. Una vez más, <strong>la</strong> reducción de <strong>la</strong> brecha entre los percentiles extremos de <strong>la</strong> distribución refleja exclusivamente<br />

lo sucedido en el tramo inferior de esta, donde este factor ocasionó el 77% de disminución.<br />

Como ya se expuso, <strong>la</strong>s explicaciones recientes sobre <strong>la</strong> caída de <strong>la</strong> des<strong>igualdad</strong> en <strong>la</strong> región se han centrado<br />

en los factores que impulsan <strong>la</strong> oferta y demanda de trabajadores de distintos niveles de calificación. Los resultados<br />

anteriores sugieren <strong>la</strong> importancia de considerar, además, el rol de <strong>la</strong>s instituciones <strong>la</strong>borales en <strong>la</strong>s mejoras<br />

distributivas observadas en alg<strong>un</strong>os países de <strong>la</strong> región. De hecho, <strong>la</strong> reducción de los diferenciales sa<strong>la</strong>riales podría<br />

ser consecuencia, a su vez, del fortalecimiento del sa<strong>la</strong>rio mínimo y de otras instituciones como, por ejemplo, <strong>la</strong>s<br />

negociaciones colectivas. Cabe destacar que el fortalecimiento del sa<strong>la</strong>rio mínimo en los casos estudiados se ha<br />

verificado en <strong>un</strong> período de crecimiento del empleo y, en particu<strong>la</strong>r, en <strong>la</strong> Argentina, el Brasil y el Uruguay, en <strong>un</strong><br />

contexto de fuerte formalización <strong>la</strong>boral.<br />

D. Des<strong>igualdad</strong>es de género: inserción e ingresos<br />

Las marcadas diferencias de género que tienen lugar en el mercado <strong>la</strong>boral abarcan distintos ámbitos: desde <strong>la</strong>s<br />

decisiones de participación <strong>la</strong>boral hasta los resultados en términos de ocupación, desocupación y cotizaciones a<br />

<strong>la</strong> seguridad social. Al restringirnos al <strong>un</strong>iverso de <strong>la</strong>s personas ocupadas, estas diferencias se expresan en el acceso<br />

a determinados puestos de trabajo, <strong>la</strong> concentración en ciertas ocupaciones y <strong>la</strong>s diferencias de rem<strong>un</strong>eraciones. En<br />

este apartado se analizan en prof<strong>un</strong>didad estos aspectos, considerando <strong>la</strong> evolución regional en <strong>la</strong> última década.<br />

1. Participación, empleo y desempleo<br />

La creciente incorporación de <strong>la</strong>s mujeres al mercado de trabajo es <strong>un</strong> fenómeno que, con diferentes velocidades e<br />

intensidades, se ha producido en todos los países de <strong>la</strong> región en <strong>la</strong>s últimas cuatro décadas. Esta tendencia continúa<br />

en <strong>la</strong> última década pero a <strong>un</strong> ritmo considerablemente más lento si se com<strong>para</strong> con <strong>la</strong>s variaciones experimentadas<br />

antes. Además, <strong>la</strong> participación <strong>la</strong>boral femenina ha mantenido sus principales rasgos: <strong>la</strong>s mujeres con mayor<br />

nivel educativo, menores cargas familiares y más recursos <strong>para</strong> adquirir servicios de cuidado presentan <strong>la</strong>s tasa de<br />

participación económica más elevada (CEPAL, 2013b) (véase el gráfico III.16).<br />

Capítulo III<br />

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