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Patriarcas Y Profetas por Elena White

Desde los tiempos prehistóricos, traza Patriarcas y Profetas el conflicto entre el bien y el mal y su alcance universal. Este libro responde de manera sucinta a las preguntas hirvientes sobre el amor, la naturaleza humana, maldiciones generacionales, bendiciones generacionales y el trayecto de la vida. Llevando al lector detrás de la cortina para penetrar los misterios del pasado que prefigura el futuro, el libro investiga a fondo los caracteres de los hombres y las mujeres nacidos en circunstancias sombrías y probados en crisoles de arduas a través del cual se revelan defectos trágicos y virtudes dignas. Repetidas veces, ha configurado la intervención sobrenatural de forma dinámica sus cursos, mientras que sus opciones, para mejor o para peor, hacen una huella imborrable en su descendencia y sus sociedades. Se distingue a las personas a la espera de una esperanza futura tenazmente abrazando las promesas de cambio de vida ...

Desde los tiempos prehistóricos, traza Patriarcas y Profetas el conflicto entre el bien y el mal y su alcance universal. Este libro responde de manera sucinta a las preguntas hirvientes sobre el amor, la naturaleza humana, maldiciones generacionales, bendiciones generacionales y el trayecto de la vida. Llevando al lector detrás de la cortina para penetrar los misterios del pasado que prefigura el futuro, el libro investiga a fondo los caracteres de los hombres y las mujeres nacidos en circunstancias sombrías y probados en crisoles de arduas a través del cual se revelan defectos trágicos y virtudes dignas. Repetidas veces, ha configurado la intervención sobrenatural de forma dinámica sus cursos, mientras que sus opciones, para mejor o para peor, hacen una huella imborrable en su descendencia y sus sociedades. Se distingue a las personas a la espera de una esperanza futura tenazmente abrazando las promesas de cambio de vida ...

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"Este [Moisés] es aquél que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba<br />

en el monte Sinaí, y con nuestros padres; y recibió las palabras de vida para darnos." (Hech. 7: 38.)<br />

Este ángel era "el ángel de su faz" (Isa. 63: 9), el ángel en quien estaba el nombre de Jehová. (Exo.<br />

23: 20-23.) La expresión no puede referirse a otro más que al Hijo de Dios.<br />

Además, a Cristo se le llama el Verbo o Palabra de Dios. (Juan 1: 13.) Es llamado así <strong>por</strong>que<br />

en todas las edades Dios comunicó sus revelaciones al hombre <strong>por</strong> medio de él. Fue su Espíritu el<br />

que inspiró a los profetas. (1 Ped. 1: 10, 11.) Les fue revelado como el ángel de Jehová, el príncipe<br />

del ejército del Señor, Miguel el arcángel. NOTA 11. Pág. 653. Hay quienes preguntan: Si el<br />

gobierno teocrático convenía en la época de Israel, ¿no tendría aplicación en este tiempo esa forma<br />

de gobierno? La contestación es sencilla: Una teocracia es un gobierno que deriva su poder<br />

directamente de Dios. El gobierno de Israel era una verdadera teocracia. Era realmente un gobierno<br />

ejercido <strong>por</strong> Dios. En la zarza ardiente, Dios encomendó a Moisés que sacara a su pueblo de Egipto.<br />

Mediante señales y prodigios, Dios libró a Israel de Egipto, y lo condujo <strong>por</strong> el desierto, y<br />

finalmente lo llevó a la tierra prometida. Allí lo gobernó <strong>por</strong> medio de jueces, hasta "Samuel, el<br />

profeta," a quien Dios habló cuando era aún niño, y <strong>por</strong> medio de quien hizo conocer su voluntad.<br />

En los días de Samuel, el pueblo solicitó tener un rey. Lo solicitado fue otorgado, y Dios escogió<br />

a Saúl, y Samuel le ungió como rey de Israel. Saúl no hizo la voluntad de Dios; y como rechazó y<br />

menospreció la palabra del Señor, Dios le rechazó como rey, y envió a Samuel a que ungiera a<br />

David rey de Israel; el Señor estableció el trono de David para siempre. Cuando Salomón sucedió<br />

a su padre David en el trono, el relato bíblico dice: Y sentóse Salomón <strong>por</strong> rey en el trono de<br />

Jehová en lugar de David su padre. (1 Crón. 29: 23.)<br />

El trono de David era el trono del Señor, y Salomón se sentó en el trono de Jehová como<br />

rey del reino terrenal de Dios. La sucesión al trono siguió <strong>por</strong> el linaje de David hasta Sedecías,<br />

quien se sometió al rey de Babilonia, al cual prometió solemnemente, ante Dios, que le<br />

permanecería fiel. Pero Sedecías rompió su pacto; y entonces Dios le dijo: "Y tú, profano e impío<br />

príncipe de Israel, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad, Así ha dicho el<br />

Señor Jehová: Depón la tiara, quita la corona: ésta no será más ésta: al bajo alzaré, y al alto abatiré.<br />

Del revés, del revés, del revés la tornaré; y no será ésta más, hasta que venga aquel cuyo es el<br />

derecho, y se la entregaré." (Eze. 21: 25-27; véase también 17: 1-21.). El reino era entonces súbdito<br />

de Babilonia. Cuando cayó Babilonia y Medo-Persia le sucedió, fue tomado del revés la primera<br />

vez. Cuando cayó Medo-Persia, y le sucedió Grecia, fue tomado del revés la segunda vez. Cuando<br />

el Imperio Griego predio la supremacía y le sucedió en ella el Imperio Romano, fue tomado del<br />

revés la tercera vez. Y entonces dice la Palabra: "Hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y se<br />

la entregaré." ¿Quién es Aquel de quien es el derecho? "Y llamarás su nombre Jesús. Este será<br />

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