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CONOCER LA <strong>VIOLENCIA</strong>: TESTIMONIO, CONFIANZA Y VERDAD<br />
La experiencia de la violencia<br />
En la literatura filosófica sobre la violencia la pregunta de cómo se adquiere<br />
conocimiento de la violencia nunca ha sido planteada; probablemente porque<br />
se pensó que la respuesta a esta pregunta raya en la trivial obviedad; es decir, que<br />
cualquier persona a la que se inflige violencia está segura de saber cómo es que la<br />
violencia se ha producido. La sugerencia aquí es simple: adquirimos conocimiento<br />
de la violencia a través de experimentarla. A esto le llamaremos argumento de<br />
experiencia.<br />
Esta explicación tiene el mérito de tener sentido común en su inminencia:<br />
cualquiera que haya sufrido un ataque violento podría decirnos que sabe qué es la<br />
violencia. Incluso, alguien podría ir más lejos y afirmar que a menos que hayamos<br />
tenido una experiencia en particular, no podemos saber qué es. Una experiencia<br />
personal referida a menudo en este sentido es el nacimiento de un niño. Otro<br />
ejemplo, esta vez específicamente relacionado con la experiencia de la violencia<br />
es la guerra: se dice que únicamente aquellos que han peleado en una guerra<br />
saben con certeza lo que la guerra es (una visión poderosamente reflejada en la<br />
pobreza de la guerra de Wilfred Owen).<br />
En cierto sentido, nadie puede negar que la directa y personal experiencia<br />
de la violencia es un medio para obtener conocimiento sobre lo que ella es.<br />
Afirmar lo contrario sería absurdo. Sin embargo, probablemente el argumento<br />
de experiencia no es la única forma de adquirir conocimiento ni necesariamente<br />
es la más significativa.<br />
Un problema con el argumento de experiencia es que no se puede confiar<br />
siempre en las percepciones. Como ya lo he mencionado en otros textos, 1 a veces<br />
la violencia ocurre sin que la víctima pueda advertirla, por lo que la víctima no<br />
adquiriría conocimiento del acto de violencia. En tales casos (puede remitirse<br />
aquí a la violación marital, la violencia doméstica y el vendaje de los pies) 2 no<br />
siempre se oye la voz de la víctima. Una explicación posible es que las víctimas<br />
no se dan cuenta, no son conscientes de que han sido violentadas, tal vez porque<br />
han llegado a aceptar que aquello a lo que están siendo sujetas está tan generalizado,<br />
es lo esperado, lo culturalmente aceptado y, por lo tanto, se encuentra<br />
en el marco de lo normal. En estos casos, racionalizan que lo que sea que estén<br />
padeciendo no es malo, no puede ser un acto de violencia. En otras palabras, la<br />
1. Véase V. Bufacchi, Violence and Social Justice, Basingstoke, Palgrave, 2007.<br />
2. El autor lo refiere como foot-binding preponderantemente practicado en China y<br />
conocido como «pies de loto» que consiste en impedir deliberadamente el crecimiento<br />
de los pies de las niñas mediante la aplicación de vendajes; práctica reservada a las élites<br />
dentro de la cultura china, hoy prohibida legalmente [nota del traductor N. T.].<br />
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