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ESTUDIOS PARA LA NO-<strong>VIOLENCIA</strong> 2<br />
en el excedente de violencia (surplus violence) en la esfera pública, toda aquella<br />
que no sea aquella mínima y legal que el Estado pueda emplear para hacer<br />
cumplir la ley.<br />
John Keane representa ciertamente un avance muy importante en la discusión<br />
sobre la relación entre democracia y violencia. Sin embargo, el hecho de que<br />
su principal interlocución sea la teoría liberal de la democracia le hace suponer<br />
aun una división clara y fuerte entre legalidad e ilegalidad. En contraposición,<br />
autores más cercanos a la antropología social y a la investigación etnográfica<br />
cuestionan esta división como matriz de interpretación para fenómenos como<br />
la violencia. Para Carolyn Nordstrom 36 –interesada al igual que Keane en la<br />
violencia física– esta se produce en nuestros días a la sombra. En su mayor parte<br />
y en su más cruenta expresión esta no cuenta con registro público ni aparece<br />
en los registros oficinales, cuestionando tanto bordes geográficos como conceptuales,<br />
entre ellos, aquella distinción esencialista entre legalidad e ilegalidad.<br />
Para Nordstrom, la legalidad y la ilegalidad son momentos de un proceso<br />
y no dominios compartimentalizados de la vida a la que las diferentes formas<br />
de producción humana pertenezcan. Este argumento valdría tanto para<br />
la producción de mercancías como para la producción de la guerra, la producción<br />
de violencia y la producción de su invisibilidad. Del argumento de<br />
Nordstrom se sigue que sea problemático hablar de tal cosa como mercancías/<br />
violencias legales y mercancías/violencias ilegales asumiendo que la informalidad/<br />
ilegalidad sean exterioridades de la legalidad. Fraseado como argumento postestructuralista,<br />
diríamos que, por el contrario, ambas, legalidad e ilegalidad<br />
le son estructuralmente constitutivas a la reproducción del capital. Desdibujada<br />
la frontera entre diferentes tipos de violencia, o más bien replanteada<br />
esta, resulta posible encontrar vasos comunicantes entre formas de violencia,<br />
igualmente físicas, que en principio aparecen como fenómenos aislados.<br />
Frente a esta idea, la división tradicional entre violencia de Estado y violencia<br />
del narcotráfico o del crimen organizado pierde vigencia y lo que tenemos es<br />
simplemente violencia que se realiza en campos con diferentes marcos institucionales<br />
formales e informales. Toda violencia tendría un componente criminal<br />
y el flujo entre las diferentes formas de institucionalidad formal/legal informal/<br />
ilegal/criminal no serían entonces desviación/exterioridad/retrocesos respecto<br />
a una modernidad perdida o medievalismo (como ya advertía Keane) sino la<br />
forma más depurada de un régimen económico (capitalismo tardío) y político<br />
(democracia). En este marco de interpretación, nos topamos con una suerte de<br />
división internacional de los regímenes políticos en los que democracias y autocracias<br />
son igualmente constitutivas, igualmente violentas.<br />
36. Carolyn Nordstrom, Global Outlaws: Crime, Money, and Power in the Contemporary<br />
World, California, University of California, 2007.<br />
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