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VIOLENCIA 2

EstudiosParalanoviolencia2

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EL HORROR COMO ROSTRO DE LA <strong>VIOLENCIA</strong> CONTEMPORÁNEA<br />

por sí mismas, al igual que las casas de pique, implican otro aspecto esencial<br />

del horrorismo, a saber: la destrucción de la unidad orgánica del sujeto. Así, no<br />

es solo el asesinato del inerme. Antes bien, es la fragmentación de su cuerpo.<br />

El conflicto en Colombia articula, de esta manera, no solo la incapacidad de la<br />

población civil para defenderse de los grupos armados. El inerme es llevado a<br />

la situación límite: su cuerpo se expone a una violencia que, no contentándose<br />

con acabar la vida, se vuelca sobre el cuerpo inerte. El fin ya no es solo matar al<br />

sujeto incapaz de defenderse. La intención es desmembrarlo con el objetivo de<br />

deshumanizarlo. Sobre esto, volveremos en el siguiente apartado.<br />

3. A modo de conclusión: el horror y la ontología de lo humano<br />

En el decurso de este artículo se ha intentado exponer la manera en que la<br />

violencia contemporánea tiene como rasgo característico lo que, a juicio de<br />

Cavarero, debe ser entendido como horrorismo. Esto es, la violencia radical<br />

y extrema que se ensaña contra del cuerpo y su unidad orgánica, anulándola<br />

en la exposición del carácter fragmentario que puede asumir cada miembro<br />

del organismo humano cuando se fuerza a abandonar la totalidad ontológica<br />

a la que pertenece: cuerpos decapitados, torsos, piernas, brazos o cabezas<br />

que se presentan ante la mirada del espectador, quien no pueda más que<br />

pasmarse y sentir repulsión frente al espectáculo presenciado. A esto debe<br />

sumarse que la experiencia del horror, materializada en el crimen ontológico<br />

en contra de la unidad corporal y en la repugnancia que engarrota a quien<br />

mira, complementa el horizonte de la violencia actual al articularse con un<br />

fenómeno propio de nuestros tiempos, a saber: que la violencia se ejerce<br />

en contra del inerme, del desarmado. Son los civiles incapaces de responder<br />

y defenderse del acto violento, el objeto mismo del horror. La asimetría de<br />

la violencia contemporánea la define, en tanto que no son los guerreros los<br />

directamente implicados en los enfrentamientos; antes bien, es el inerme<br />

quien sufre la radicalidad del fenómeno.<br />

La exposición de Cavarero nos brindó, más allá de la riqueza teórica y conceptual<br />

que ofrece al lector, la posibilidad de realizar una aproximación al análisis<br />

del conflicto interno en Colombia, buscando en el mismo la concreción<br />

de los rasgos propios de la violencia contemporánea ya mencionados, sumados<br />

a las masacres y las torturas –tal cual dice la misma Cavarero El énfasis del<br />

análisis propuesto se concentró en dos casos específicos: los municipios de El<br />

Salado y Buenaventura. De allí, es importante destacar que nuestra aproximación<br />

obtuvo como resultados esenciales, primero, la materialización de la asimetría<br />

de la violencia contemporánea en el caso colombiano, en la medida en<br />

que la población civil aparece como la víctima predilecta del conflicto armado.<br />

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