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ESTUDIOS PARA LA NO-<strong>VIOLENCIA</strong> 2<br />
ridad dramática, la poesía cobra su lugar, no como forma literaria, sino como<br />
instinto de vida, como acción o potencia poética en perfecta armonía con las<br />
potencias y vitalidades de la tierra, asumiendo plenamente su mundanidad<br />
y corporalidad, pues se desprende y despliega desde ella, quedando al descubierto,<br />
en cada poema o ensayo poético, la manera como todo lo poético puede<br />
convertirse en una mansión o morada especial para cualquier individuo, conservando<br />
incluso nuestras raíces en el aire, es cierto, pero también invitándonos a la<br />
nueva aventura de habitarlas o volverlas habitar, aunque solo sea efímeramente,<br />
haciendo de las habitaciones poéticas unas perfectas «moradas aéreas». 13 La habitación<br />
poética de los espacios es donde sucede realmente nuestra vida y tiene la<br />
potencia de poner en juego –o en el aire– nuestra libre habitación del mundo<br />
más allá de su violencia cotidiana.<br />
Carmen Leñero dice que: «[…] la palabra poética es un espacio de encuentro<br />
y provocación, un espacio de la intersubjetividad donde la verdad adquiere un<br />
estatus vacilante, provisional pero incitador». 14 Pero yo iría más allá para hablar<br />
en términos muy semejantes de todo tipo de acción poética, ya que este tipo<br />
de acciones tienen el don de crear espacio común incitándolo no de una sino<br />
de múltiples formas. Las acciones poéticas no crean, como las acciones totalitarias,<br />
espacios homogéneos ni hegemónicos. Crean –como la palabra poética–<br />
espacios de encuentro en los que todos somos llamados a participar activamente<br />
en su construcción performática y en su libre y diversa habitación. Ya no es<br />
necesario seguir construyendo fríos escenarios simbólicos para montar los espectáculos<br />
del interminable y desgastado teatro político de las sociedades modernas<br />
y los estados nacionales. En lugar de eso, resulta más conveniente el despliegue<br />
de todo tipo de potencias poéticas para la creación de una escena humana permanente,<br />
con la que podamos llevar a cabo el desmontaje cotidiano de la violencia<br />
de todo tipo de simulacros y espectacularidades mediáticas. 15<br />
arraigo y la manera de estar arraigado: esa acción de hacer del espacio, de la tierra, algo<br />
vivenciable. Los actos violentos, en su latencia o ejecución nos des-arraigan, nos dejan<br />
sin tierra, a-terrados; porque ese espacio, hoy espacio doliente, muestra una evidencia<br />
más: que todos somos matables y debemos vivir a-terrorizados».<br />
13. Cf. E. Nicol, Formas de hablar sublimes… op. cit., p. 90.<br />
14. Carmen Leñero, «Palabra poética y teatralidad», en Acta poética, núm. 24, 2003,<br />
p. 226.<br />
15. Cf. E. Subirats, Las estrategias del espectáculo… op. cit., pp. 73-75.<br />
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