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ESTUDIOS PARA LA NO-<strong>VIOLENCIA</strong> 2<br />
la de indagar su implicación como cualidad o imputación de determinados<br />
acontecimientos o periodos históricos (crisis, revoluciones, guerras…), caracterizados<br />
por un cambio social profundo y o acelerado, y su presencia en los<br />
diversos ámbitos y niveles de la actividad social (la política, el trabajo, la vida<br />
cotidiana, la vida privada, el arte la religión, el crimen, el deporte, la producción<br />
simbólica, la ideología en sus múltiples manifestaciones…) y en los actores<br />
personales (agresividad, suicidio, criminalidad individual, marginalidad…),<br />
colectivos (violencia sexista, sectaria, de grupos organizados, de movimientos<br />
sociales…) o institucionales (Estado, ejército, iglesia, partido, sindicato,<br />
familia…). 10<br />
Así, hacia el tercer lustro del siglo xxi el estudio sobre la violencia se complica<br />
y amplifica, pues a estas delimitaciones que pretenden organizar la cualidad<br />
e imputación, que menciona González Calleja, le suceden relaciones reticulares<br />
de violencias inéditas hasta hace una centuria, mismas que se imbrican<br />
unas con y contra otras; añádase aquí a las mencionadas anteriormente, el<br />
10. Eduardo González Calleja, La violencia en la política, Madrid, csic, 2002, p. 56.<br />
Tendrá que subrayarse que el compromiso por una cultura de la no-violencia, sustentado<br />
en razones éticas, políticas y antropológicas, si pretende ser sólido y eficaz deberá<br />
someter a análisis eso que Richard J. Berstein llama «la paradoja de la violencia», de<br />
cara precisamente a lo que plantea González Calleja: «Estamos saturados de palabras e<br />
imágenes sobre la violencia y hay una extensa literatura sobre diferentes tipos de violencia<br />
que va desde el abuso de menores, la violencia doméstica, violaciones, asesinatos en<br />
serie y ataques suicidas, hasta la guerra moderna y sus sofisticadas armas robóticas. La<br />
cuestión de si los seres humanos se están volviendo más o menos violentos en el curso<br />
de la historia (y según qué criterio) se debate acaloradamente. De igual modo, se han<br />
presentado diferentes clasificaciones de la violencia, tales como la violencia estructural,<br />
la violencia simbólica, la violencia legal, etc. Sin embargo, no existe consenso alguno<br />
respecto a los esquemas clasificatorios o a cómo los diferentes tipos de violencia se<br />
relacionan entre sí. Lo paradójico es que a pesar de (o quizá debido a) que haya tanta<br />
discusión sobre la violencia, existe una enorme confusión respecto a qué entendemos<br />
por violencia» (Richard J. Berstein, Violencia. Pensar sin barandillas, Barcelona, Gedisa,<br />
2015, p. 31.). Podemos aventurar que después de cuatro décadas de intenso trabajo<br />
sobre la violencia se deben reorientar ciertos presupuestos, como lo planteamos en<br />
este trabajo, para destrabar esta paradoja, es decir, explorar fuentes alternativas de<br />
comprensión y construcción de criterios sobre la violencia contemporánea y formas<br />
inéditas emergentes. La propuesta del «testimonio» que se plantea en este libro, así<br />
como el trabajo de discusión en espacios públicos, abiertos y libres para someter a debate<br />
público formas de violencia y las maneras de intervenir sobre ellas como comunidad,<br />
o las propuestas de los estudios espaciales como sugerimos aquí, para otras formas de<br />
comprensión de la violencia que no se someten a criterios temporales como son la<br />
historia, el progreso, el desarrollo, y la justificación de atrocidades con fundamento en<br />
la promesa de un tiempo por venir.<br />
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