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ESTUDIOS PARA LA NO-<strong>VIOLENCIA</strong> 2<br />
del Estado y las de la democracia sean siempre armónicas. Desde un punto de<br />
vista normativo decíamos que la democracia es la apuesta institucionalizada por<br />
encausar el conflicto político por medios no violentos. 9 Frente a este horizonte<br />
la democracia y la violencia aparecen en clara tensión.<br />
Sin embargo, la historia de la democracia representativa es generosa en<br />
ejemplos que contradicen el edicto. La tensión normativa entre democracia y<br />
violencia se constata históricamente como complicidad en la medida en que<br />
la segunda sirve para garantizar la estabilidad de un régimen democrático o<br />
preservar el status quo asociado a este. Se trata de una complicidad que encontramos,<br />
por ejemplo, en las guerras de baja intensidad, contra el terrorismo y las<br />
drogas. La violencia de Estado –el abuso del uso legítimo de la fuerza, esto es, su<br />
uso ilegítimo– que puede monitorearse a través de los indicadores de sistematicidad<br />
de violaciones a aquellos derechos humanos que comprometen la integridad<br />
física y privan extrajudicialmente la libertad de sus ciudadanos por parte<br />
de agentes estatales. 10<br />
Una mirada cuidadosa y sistemática a la co-variación entre represión y tipo<br />
de régimen político, nos muestra que hasta nuestros días la represión estatal no<br />
es exclusiva de los regímenes autoritarios y que algunas democracias independientemente<br />
de la latitud, cometen más violaciones contra derechos humanos<br />
que comprometen la integridad física y privan de la libertad física (desapariciones<br />
forzadas, ejecuciones extrajudiciales y tortura) que el promedio de las<br />
autocracias contemporáneas. 11 Recordemos que no toda esta violencia es centralmente<br />
dirigida –ordenada directamente por los gobiernos frente a aquello<br />
que perciben como una amenaza política–, sino también descentralizada,<br />
aquella que, auspiciada por la impunidad, cometen miembros de las agencias<br />
de seguridad normalmente motivadas por la corrupción. 12 A esta situación se<br />
suman las violaciones que las democracias cometen en contra de migrantes en<br />
9. A. Przeworski, Democracy and the Limits of Self-Government, Cambridge University<br />
Press, 2010.<br />
10. Si toda violación a los derechos humanos en tanto la formalización jurídica de su<br />
definición más amplia –derechos políticos, civiles, sociales, económicos y culturales–<br />
constituye en términos sociológicos violencia de Estado, es tema de debate. En este<br />
texto me refiero específicamente a los derechos humanos que comprometen la integridad<br />
física y la libre circulación perpetrada, (de manera directa o por aquiescencia) por<br />
agentes del Estado en cualquiera de sus niveles de gobierno, por ejemplo: la privación<br />
extrajudicial de la libertad, la privación extrajudicial a la libre circulación, el desplazamiento<br />
forzado, la tortura, la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial.<br />
11. Mauricio Rivera, ¿Por qué reprimen las democracias? Los determinantes de la violencia<br />
estatal, Salamanca, Universidad de Salamanca 2010.<br />
12. Idem.<br />
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