You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
HABITACIONES POÉTICAS DEL ESPACIO PÚBLICO<br />
–como afirmaba Debord– no es un conjunto de imágenes sino una relación<br />
social entre las personas mediatizada por las imágenes». 3<br />
Hay muchos modos de intentar un control político de las sociedades a través<br />
de la exhibición mediática de las imágenes de la violencia humana, pero el más<br />
efectivo siempre será el que pueda propiciar el cálculo de sus efectos políticos a<br />
partir de una generalización normalizadora de los juicios morales, ya que estos<br />
son una práctica que suele generar el establecimiento de códigos morales y sistemas<br />
jurídicos que no solo regulan nuestra percepción y comprensión de la<br />
violencia ejercida, sino también sobre toda violencia posible. Por eso la función<br />
política de su exhibición mediática consiste en hacer que algunas imágenes<br />
logren convertirse en asuntos de interés público, para que puedan constituirse<br />
en una institución imaginaria que permita normalizar los juicios morales de<br />
una sociedad y establecer, a partir de dicha normalización, un control político<br />
sobre los diversos grupos e individuos que integran el cuerpo social, logrando<br />
conformar de esta manera el cuerpo político de una sociedad mediatizada. 4<br />
Por supuesto que siempre hay un afán de comunicación en la publicación de<br />
un espectáculo de violencia, pero no siempre lo que se quiere poner en común<br />
se cifra alrededor de la violencia ejercida sino de una violencia posible, es decir,<br />
de la violencia que todavía podría ejercerse; lo cual se verifica como el ejercicio<br />
político de una violencia meramente mediática, basada en la amenaza de una<br />
violencia posible: en la efectividad de su violencia virtual. Cuando los cárteles<br />
del narco publican los videos de sus ejecuciones no solo quieren hacer pública<br />
su autoría de un crimen ni pretenden dejar su firma solo para auto-incriminarse,<br />
están buscando la comunicación de la violencia que aun pueden ejercer.<br />
El efecto de poder de la exhibición de las imágenes digitales no es el mismo<br />
en la transmisión televisiva que en su difusión a través de Internet y las redes<br />
sociales, porque en la televisión no puede cumplirse sino una exhibición noticiosa<br />
o informativa. En la difusión de imágenes a través de las redes sociales,<br />
en cambio, lo importante no es la mera publicación de una noticia, sino la<br />
comunicación críptica de un mensaje político dirigido a los enemigos, al mismo<br />
Estado y a un público en general, es decir, una comunidad indeterminada e<br />
indeterminable. Su fuerza no está en el control de la percepción de la violencia,<br />
como sucede en su exhibición televisiva, sino en el control que se establece en<br />
la imaginación del público al que va dirigido. Su misión está centrada en quebrantar<br />
los límites imaginarios de las sociedades del espectáculo.<br />
En los casos relacionados con la socialización mediática de imágenes de<br />
cuerpos que han aparecido enterrados o despedazados en algún lugar, además<br />
de que se confirma todo lo anterior, se suma un acto de des-velamiento y resti-<br />
3. Cf. Guy Debord, La sociedad del espectáculo, Valencia, Pre-Textos, 2012. §4, p. 38.<br />
4. Cf. Ibid., § 6 y §7, p. 39.<br />
56