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Reflexiones

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MIÉRCOLES 3 DE ENERO<br />

1. El nombre nos dice la identidad. 2. El cordero de Dios. 3. Cristo es Sacerdote y Ofrenda.<br />

1. Es algo común en muchas culturas que los nombres de las personas expresan aquello que las define<br />

ante los demás. En nuestra tradición sucede con la mayoría de los apellidos: Sánchez, por ejemplo, que<br />

significa hijo de Sancho. Pero también sucede de modo análogo en casi todos los lugares, así Erikson,<br />

que quiere decir «hijo de Erik» en los países escandinavos. Lo mismo ocurre con los nombres derivados<br />

de oficios, Herrero, Zapatero; también en otras lenguas: Taylor, que es sastre, y así infinidad de<br />

ejemplos. La lengua hebrea no es una excepción, sus nombres expresan un significado que apunta al rasgo<br />

principal de una persona; dicho de otro modo, el nombre para los hebreos define bien lo que una persona<br />

es, o al menos debe ser. Hoy, que se celebra la memoria del Santísimo Nombre de Jesús, es una buena<br />

ocasión para que nos preguntemos: ¿qué significa este nombre y qué me dice acerca del Señor?<br />

El nombre Jesús viene, a través del latino «Iesus» y del griego «Iesous», del hebreo «Jeshua»,<br />

«Joshua» o «Jehoshua» que significan todos ellos «Yahveh es salvación». Aunque el nombre en una<br />

forma u otra aparece frecuentemente en el Antiguo Testamento, no lo llevó ninguna persona destacada<br />

entre el tiempo de Josué, hijo de Nun, y Josué, sumo sacerdote en tiempos de Zorobabel. Fue el nombre<br />

del autor del Eclesiástico, también aparece en la genealogía de Cristo que ofrece san Lucas y es el<br />

nombre de uno de los compañeros de san Pablo (cfr. Col 4, 11). No se trata, por tanto, de un nombre<br />

inédito en la andadura del pueblo de Israel, pero podemos decir que solo cuando lo recibió Cristo de sus<br />

padres alcanza pleno y verdadero significado. Porque Jesucristo es en verdad la salvación de Dios, no<br />

solo un anuncio de la misma, sino su pleno cumplimiento. En Jesús, Dios salva de verdad a todo el que<br />

quiera acogerle, ¿serás tú uno de los que lo hagan?<br />

2. La salvación de Dios para nosotros tiene nombre personal: Jesús. Y es precisamente lo que en el<br />

evangelio de la misa de hoy declara Juan el bautista acerca de Cristo cuando le ve pasar delante de él.<br />

Así nos lo refiere san Juan: Al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el cordero de<br />

Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 29). Pero detengámonos en la frase del Bautista, para<br />

entender mejor por qué con ella afirma que Cristo es la salvación de Dios. Una frase que además es<br />

repetida por el sacerdote en la misa cuando elevando la sagrada forma muestra a la asamblea el cuerpo<br />

de Cristo justo antes de la comunión. Por esta razón dirigir nuestra meditación a comprenderla mejor<br />

puede ayudarnos a vivir con más hondura ese momento de la celebración eucarística.<br />

El cordero de Dios es una expresión que de primeras a nosotros no nos diría gran cosa, más aún<br />

cuando no se trata de un animal –el cordero– que destaque por su nobleza, belleza, fortaleza o elegancia,<br />

pero es una expresión cargada de significado para un judío. Es precisamente en el contexto de tradición

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