Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
LUNES 8 DE ENERO<br />
PRIMERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO<br />
1. Bienaventurados los que se entregan a Dios en su juventud. 2. Las cuatro de la tarde. 3.<br />
Corazones grandes.<br />
1. A veces hay tesoros escondidos que pasan inadvertidos a los ojos de muchos. El Evangelio no es<br />
una excepción. Lo hemos leído tantas veces que los detalles más finos se nos pueden pasar. Tenemos una<br />
imagen, por así decirlo, predeterminada de cómo eran los apóstoles: Pedro, fuerte, pelo negro, barba,<br />
algo rudo; Judas, con mirada un poco turbia, retraído, delgado, etc. Y ¿san Juan? San Juan era un<br />
muchacho joven, de unos quince años, posiblemente el pequeño de los hijos del Zebedeo, iniciado en el<br />
arte de la pesca ayudado por su hermano Andrés. ¿Te has fijado en el detalle? San Juan era joven, muy<br />
joven. ¡Nos saltamos tantas veces ese detalle!<br />
San Juan Bosco decía a los chicos pobres de su Oratorio de Turín: ¡Bienaventurados los que se<br />
entregan a Dios en la juventud! ¡Sí! Bienaventurados, como aquellos del Sermón de la Montaña, es decir,<br />
elegidos con amor de predilección por Jesús para ser solo del Cielo. La juventud es, o debería ser, el<br />
tiempo de los deseos grandes. «Que tu vida no sea una vida estéril. –Sé útil. –Deja poso. –Ilumina, con la<br />
luminaria de tu fe y de tu amor»4. San Juan no se lo pensó dos veces. Encontró en Jesús a aquella persona<br />
que le encendía su corazón, encontró su vocación: acompañarle. Estar donde Él estuviera, estar siempre<br />
con Él. Si me separo de ti, Jesús, mi vida no tendría sentido, pensaría al poco tiempo de estar con Jesús.<br />
Por eso, deja que Jesús entre en tu alma de par en par, gusta de pasar tiempo con Él, acompáñale. San<br />
Juan experimentó, desde primera hora de su vida, que una vida lejos de Jesús sería pequeñísima. Jesús le<br />
abrió horizontes de grandeza. El mar de Galilea se le quedaba pequeño. ¡Hay tanta gente necesitada de<br />
una palabra de esperanza! ¡Despierta! El mundo se muere sin conocer el nombre de Jesús. Qué bonito es<br />
ser llamado desde primera hora. Chicos y chicas que con dieciocho o diecinueve años le dicen a Jesús:<br />
«sí, yo quiero ser tu luz donde Tú me quieras porque lo único que quiero es estar contigo, acompañarte».<br />
2. El evangelio de san Marcos lo omite pero en su texto paralelo narrado por el mismo san Juan hay<br />
otro detalle de esos que valen oro. Dice san Juan, al final de este mismo relato, casi como si no quisiera<br />
que se supiera: «era como la hora décima» (Jn 1, 39). Cuando san Juan escribe su evangelio habían<br />
pasado más de cincuenta años y aún se acordaba de la hora en la que vio a Jesús por primera vez.<br />
Vuela con tu imaginación a aquel lugar. Imagínate a san Juan ya con treinta años o así. ¿Cómo serían<br />
sus paseos con la Virgen por la orilla donde por primera vez vio a Jesús? «¡Aquí, Madre! Aquí fue donde<br />
le conocí por primera vez. Eran las cuatro de la tarde». Y miraría al Cielo, y sonreiría y desearía volver<br />
a ver a Jesús. Hay horas y horas, como hay lugares y lugares. Quién sabe si algún día, ojalá no muy