Por eso piensa si practicas el «ven y verás», es decir, si con tu manera de tratar a los demás, a tus amigos, compañeros de estudios o de trabajo, a tus familiares también, das ocasión de que puedan tener noticia del amor de Dios. Porque más que con tus argumentos será con tu trato, tu amistad, tu preocupación sincera por sus cosas, con lo que te convertirás en ocasión de que puedan encontrarse con el amor de Jesús que llevas en tu corazón. En el modo de proceder de Felipe tienes una auténtica guía para el apostolado, más exigente que la del que se queda en palabras y discusiones porque te reclama una implicación personal, poniendo no solo mente, sino también corazón. Es un camino de apostolado –el de la auténtica amistad con los demás– más difícil y necesitado de paciencia y perseverancia, pero más humano y apasionante. Ojalá Dios te conceda practicarlo con entusiasmo. 3. Es verdad que solo con argumentos y discusiones no se hace a nadie salir de sus prejuicios, sobre todo cuando son de temas personales o religiosos, y que solo la experiencia de algo que no se espera mueve de verdad a las personas. Pero no es menos cierto que se requiere por parte de quien tiene oportunidad de esa experiencia de una disposición interior adecuada. Es precisamente lo que Jesús en el evangelio de hoy, con las palabras que dirige a Natanael, pone al descubierto para que podamos caer en la cuenta de ello: «Ahí tenéis un israelita de verdad, en quien no hay engaño» (Jn 1, 47). No es Jesús de elogio fácil; si en esta ocasión se prodiga, es en beneficio nuestro, para que nos demos cuenta de qué hay en Natanael que permita su conversión tan extraordinaria que le hace pasar del «¿de Nazaret puede salir algo bueno?» a la confesión de fe: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel» (Jn 1, 49). Y eso es la sencillez, la ausencia de doblez. Natanael es un Israelita sin engaño, es auténtico, no cede a la hipocresía, como hacen muchos fariseos y escribas. Sin esto, sin esa sencillez de corazón, es imposible la conversión. Los fariseos y sacerdotes también tuvieron a Jesús delante y también Cristo les dirigió su palabra y les habló de cosas admirables, sin embargo no se movieron un ápice de su postura, al contrario, se radicalizaron y terminaron por buscar matarle. Por eso pídele a Dios, para ti y para quienes tienes cerca, esa sencillez de corazón, que es también amor a la verdad. EVANGELIO San Juan 1, 43-51 En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: –«Sígueme». Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: –«Aquel de quien escribieron Moisés, en la Ley, y los profetas lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le replicó: –«¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: –«Ven y verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: –«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: –«¿De qué me conoces?». Jesús le responde: –«Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: –«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: –«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: –«Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
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tratamientos y se había gastado en
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