Reflexiones

Como Leví, tú también tienes que dejar atrás aquello que te separa o dificulta seguir de cerca a Jesús.
Puede ser algo de tu forma de divertirte o de pasar el tiempo de ocio, quizá sea el modo de portarte en tu
trabajo con compañeros o subordinados, a lo mejor tiene que ver con tu situación familiar o personal.
Piensa qué es esa riqueza que sabes en el fondo de tu corazón que te está impidiendo seguir de cerca al
maestro. Y piensa en cómo Leví dejó atrás la suya. No es que de repente perdiera el valor que tenía su
dinero y su oficio, sino que descubrió una riqueza mayor y tuvo el auxilio de la gracia de Dios para
abrazar ese nuevo tesoro que es Jesús. Pídele al Señor entonces que te haga a ti descubrir lo mismo y que
te ofrezca también su ayuda para saber elegir como hizo Mateo.
3. A propósito del banquete en casa de Leví, que muy contento celebra con sus amigos –y no debían
de ser la gente bien del lugar que digamos– haber encontrado a Jesús o, más bien, haber sido él
encontrado por Cristo, nos refiere Marcos el escándalo de los fariseos y su reproche a los discípulos de
Jesús. La respuesta del Señor es de sentido común: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mc 2, 17). Porque es tan absurdo lo que reprochan a
Jesús como reprochar a un médico que se acerque a un enfermo, al que ha de sanar. Si el médico está
para curar al enfermo, es obvio que se ha de acercar a él, examinarlo, preguntarle, hacer un diagnóstico y
por fin aplicar un remedio. Pues Jesús es el médico de nuestras almas que ha venido a curarnos del
pecado, ¿cómo no va a acercarse a los pecadores para ofrecerles el remedio para sus pecados?
Pero, si es del todo absurdo escandalizarse porque Jesús se acerque a los pecadores, también lo sería
pensar que ese acercamiento es para amoldarse a su situación sin más, como si el médico se acercase al
enfermo para dejarle como está. El médico se aproxima al paciente para curarlo, lo mismo Jesús se
acerca al pecador para que salga de su pecado, para cambiar su situación. Lo mismo que el médico en su
acercamiento al paciente se atiene a lo que dicta la medicina y no a lo que el paciente desea, y a veces al
paciente no le gusta nada lo que le hace el médico, también Jesús se acerca a los pecadores según la ley
de la misericordia divina. Una ley que absuelve al pecador que se arrepiente y condena el pecado, de
manera que el que se acoge a ella pueda enmendarse y cambiar de vida. Si Jesús se ha acercado a ti y te
ha llamado, es para esto, no lo olvides. Pídele siempre por ello un espíritu de conversión para rectificar
y enmendarte de tus faltas.
EVANGELIO
San Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al
pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Se levantó y lo
siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de recaudadores
y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos letrados fariseos, al ver que