You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
LUNES 22 DE ENERO<br />
1. El demonio, atado con las mismas cadenas que él oprimía al hombre. 2. Un discurso de Cristo<br />
que incomoda. 3. ¿Qué pecado es tan grave como para que no se pueda perdonar?<br />
1. San Marcos, en el comienzo del evangelio de la misa de hoy, nos da noticia de las calumnias que<br />
los escribas van diciendo sobre Jesús: «Tiene dentro a Belcebú y expulsa a los demonios con el poder<br />
del jefe de los demonios» (Mc 3, 22). La respuesta de Jesús es de una lógica aplastante: «¿Cómo va a<br />
echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no<br />
puede subsistir» (Mc 3, 23-24). Lo que sucede es que el que se había hecho fuerte en el mundo por el<br />
pecado, que era Satanás, ha sido atado y vencido por aquel que es verdaderamente fuerte, Dios nuestro<br />
Señor. Y lo ha hecho, como dice de manera muy hermosa san Ireneo, usando las mismas cadenas con que<br />
él tenía cautivos a los hombres. Dice el santo obispo de Lyon: «Pues así como al principio persuadió al<br />
hombre para que faltase al mandato del Creador, y por eso le tuvo en su poder –poder suyo es la<br />
transgresión y la apostasía, con la que le aprisionó–, convenía a su vez que, vencido por el mismo<br />
hombre, fuera él inversamente atado con las mismas cadenas con que había aprisionado al hombre. De<br />
esta suerte, el hombre libre ya vuelve a su Señor, abandonando a aquel los lazos con los que<br />
espontáneamente se había enredado, a saber, la transgresión. Así el prendimiento de aquel vino a ser la<br />
liberación del hombre»9.<br />
No puede ser vencido Satanás con el poder de Satanás, sino solo con el de Dios. Pero Dios ha<br />
querido que la victoria fuera alcanzada por la misma humanidad que había sido derrotada al pie del árbol<br />
del Paraíso. Y así lo mismo que había usado el enemigo para encadenar al hombre, su propia debilidad,<br />
es ahora causa de su ruina. El señor de toda injusticia vencido por el Justo que es injustamente<br />
condenado. La injusticia de la cruz que da frutos de justificación es lo que aplasta a Satanás.<br />
2. Pero Jesús no se detiene aquí en su respuesta a los escribas, sino que va más lejos y pronuncia una<br />
de las palabras más enigmáticas e inquietantes de todo el evangelio: «En verdad os digo, todo se les<br />
podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra<br />
el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre» (Mc 3, 28-29). La<br />
primera parte la entendemos bien, o al menos eso creemos, y desde luego nos resulta agradable y<br />
esperanzadora: Dios perdona todo y del todo, su misericordia es infinita, ¿quién no se apunta a algo así?<br />
El problema está en lo que sigue, si Dios perdona todo y del todo, ¿cómo puede ser que haya un pecado<br />
que no se perdona, sino que ha de ser cargado por toda la eternidad por quien lo comete?<br />
La tentación que tenemos, y así ha sido siempre a lo largo de la historia ante algo semejante, es<br />
seleccionar lo que más nos gusta y prescindir del resto. Como el discurso de la misericordia es hoy tan