La Sirena Varada: Año II, Número 12
El duodécimo número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
El duodécimo número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>12</strong>2<br />
LOS<br />
ÚLTIMOS<br />
CONTRI-<br />
BUYENTES<br />
(CUARTA PARTE)<br />
Por<br />
Ernesto Molina<br />
Nuestros protagonistas no se enconraban<br />
en el templo de la hospitalidad<br />
con intención de visitar los<br />
«numerosos servicios» que ofrece el complejo<br />
turístico. El motivo de trasladarse<br />
numerosos años luz y varios meses atrás<br />
en el tiempo, consistía en recuperar el<br />
segundo artículo místico dictado por el<br />
abad en parroquia de la segunda esquina.<br />
Es de suponer que si aquel hombre<br />
entrado en años hubiera sabido que el<br />
paladín de fe tendría que buscar el objeto<br />
mencionado por él, posiblemente<br />
hubiera optado por algún material exótico<br />
o de valor cultural; por ejemplo, uno<br />
de los clavos de Cristo, la joya incrustada<br />
en la cabeza del gran dragón negro del<br />
planeta Gusanax o el diario personal de<br />
una chica gótica de diecisiete años con<br />
una vida social muy activa y moralmente<br />
cuestionable 1 . <strong>La</strong>mentablemente aquel<br />
abad había llevado una sencilla vida<br />
como fontanero local.<br />
Una tarde mientras el reparaba un<br />
inodoro en la iglesia, se presentó un<br />
grupo del altos mandos de la fe y exigieron<br />
hablar con el responsable. Puesto<br />
que no había nadie más en el edificio,<br />
el asomó la cabeza e informó que se<br />
encontraba solo; en ese momento fue<br />
nombrado gran abad del templo de la<br />
esquina oriental, se le entregó un cheque<br />
por varias monedas terrestres y fue<br />
sometido a un extraño interrogatorio:<br />
—¡Ya eres abad de este templo! Ahora,<br />
¿qué es lo que tiene que traer el paladín<br />
para cumplir la profecía?<br />
—¿Qué? —preguntó un confundido<br />
fontanero-abad, mientras era zarandeado<br />
por hombre con mucha prisa.<br />
—Solo dime el nombre de un maldito<br />
objeto místico muy difícil de conseguir<br />
para que pueda regresar a la base y terminar<br />
con mi jodida misión.