La Sirena Varada: Año II, Número 12
El duodécimo número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
El duodécimo número de "La Sirena Varada: Revista literaria"
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
En diciembre de 1938, Fermi y Szilard<br />
se reunieron en el laboratorio hasta altas<br />
horas de la noche, yo estaba de guardia.<br />
Recibí un obsequio del Club del Uranio,<br />
un aparato con auriculares capaz de captar<br />
ondas de sonido a más de 10 kilómetros<br />
de distancia. Desde mi lugar podía<br />
escuchar lo que ocurría dentro. Fermi y<br />
Szilard estaban al corriente del informe<br />
que Otto Hahn y Fritz Strassmann habían<br />
enviado al Naturwissenschaften, sobre la<br />
detección del elemento Bario en las reacciones<br />
en cadena. Fermi y Szilard habían<br />
recibido esta información de una fuente<br />
externa e interna: Einstein.<br />
Esa misma noche Leslie Richard Groves,<br />
el general militar, me esperaba en<br />
casa. Creí que me habían descubierto,<br />
pero tantos años de entrenamiento me<br />
habían hecho incapaz de demostrar<br />
temor. Groves me habló de una conspiración<br />
alemana y me pidió que fuera<br />
a investigar. Cada tres días enviaría<br />
informes detallados sobre el progreso<br />
del proyecto Urano por medio de un infiltrado<br />
en el gobierno. Sería espía de<br />
mi propio movimiento. Acepté.<br />
El contacto en el gobierno resultó ser<br />
Heiktein, uno más que fingía ser espía<br />
para los americanos; él se encargó de<br />
enviar los informes sobre un posible<br />
error en el manejo del Uranio debido a<br />
los ataques a las plantas de agua pesada.<br />
Me refugié con Meitner y su sobrino<br />
96