La Sirena Varada: Año II, Número 12

efectivamente, la fuente poseía menos fluidos
corporales y esperaron pacientemente.
Mientras que los humanos pierden
el tiempo haciendo preguntas del tipo
«¿Por qué estamos aquí?» y «¿Cuál es el
sentido de la existencia?», los robots jamás
han invertido 2 su tiempo en corrientes
filosóficas, eso se debe a que todos
los robots en un inicio fueron herramientas
y las herramientas siempre han sido
creadas con alguna intención específica.
Cuando M.E.S.S.I.A.S fue creado 3 Pi
Turístico era un proyecto joven que permanecía
haciendo equilibrio entre las
garras del gobierno de la tierra y las fauces
de la Iglesia de los últimos contribuyentes.
Esta torre, que fue creada públicamente
como la máxima herramienta
de satisfacción sexual, conocía su auténtico
propósito: Mantener neutral e
independiente al planeta de los robots.
Cuenta la leyenda que Pi turístico
cuenta con sensores capaces de leer
las mentes de sus clientes de manera
que siempre ofrezca el producto o servicio
más deseado. Los voceros del planeta
negaron tales declaraciones, haciendo
notar que en caso de tener una
tecnología capaz de eso, se dedicarían
a los estudios de mercado en lugar de
la industria turística.
Los mismos voceros siempre evitaban
hablar del hardware instalado en
el templo de la hospitalidad.
M.E.S.S.I.A.S. sí que podía leer las
mentes, de hecho no solo leía las mentes
de sus clientes, sondeaba las mentes
de todos los habitantes y visitantes
del planeta, observaba los pensamientos
de los planetas vecinos y echaba un
vistazo a las reflexiones de todos los
seres inteligentes del universo.
Cualquier otro ser con la capacidad
de acceder a toda esa información
desarrollaría una mente colmena, se
consideraría a si mismo Dios y tomaría
venganza contra el abusón de la secundaria.
Pero una maquina consiente de
su misión en la vida solo utilizaba su
poder para cuidar del planeta libertino
que habitaba y brindar el mejor servicio
a sus clientes.
Sonó una voz mecánica y totalmente
neutral, aunque en realidad solo
J.U.A.N. podía escucharla en los recovecos
de su inconsciente.
—Hola, J.U.A.N. ¿Conque pretendías
robar mi tesoro más valioso? —el robot
exmilitar activó los escudos, aquella
voz no era lo que esperaba.
—¿Cómo es que has adivinado mi
plan? Era tan ridículo que cualquiera
más inteligente que un niño lo hubiera
descartado solo al escucharlo.
—¿De qué te sirve preparar tu armamento
y los escudos? Puedo leer la
maraña de necesidades que tu consideras
tú mente —la voz sonó en el oído
izquierdo de J.U.A.N.—. Sé perfectamente
que soy con lo que has fantaseado
desde que conoces la ruta del viaje.
Eres víctima de tus propios impulsos,
un mártir de las necesidades que tú
mismo te generaste. Estas a mi merced.
Y harás lo que yo te diga.
Afuera, sentados en una fuente más
o menos limpia, Pohl y Úrsula escucharon
a su colega mecánico gritar:
—¡Siete! ¡Trece! ¡Diecinueve!
Úrsula hizo un ademan de correr hacia
la torre, pero Pohl la tomó del hombro
y la detuvo.
—A mí me parece que son números
felices, no creo que esté sufriendo.
Lo que sucedió después se puede
consultar a detalle en los folletos explicativos
que reparte la sociedad histórica
de Pi Turistico, de hecho estos folletos
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