La Sirena Varada: Año II, Número 12

La misión era mantener la luz prendida
y esperar. Pero uno enfermó y otro se
lo llevó en la única barca. Su retorno se
registró con lo que se supuso, la embarcación
completa; así que las raciones
se despacharían solo para noviembre.
Mientras tanto en el faro, la demencia
repartió el menú.
Se trató de un malentendido, de esos
que suelen resolverse con risillas tontas,
disculpas apresuradas, bebida caliente
y miradas nerviosas. Pero aquel
se resolvió con hachazillos tontos, huidas
apresuradas, sangre caliente —a
medio coagular— y centrales nerviosas
fragmentadas.
Debían salvar vidas, lo tuvieron presente
al salvar la suya.
Lady Akasha
Ella caía a gran velocidad, ya no sentía
nada. «Es otra pesadilla» pensó y cerró
los ojos mientras continuaba cayendo al
vacío. Entonces sintió el impacto, un dolor
indescriptible. Vio su vida pasar delante
de sus ojos en cuestión de segundos,
pronto notó cómo una parte suya se
alejaba de su propio cuerpo inerte hecho
trizas ante la vista de la gente.
Mario Ruddyart Bermúdez Pérez
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