La Sirena Varada: Año II, Número 12

Luis entro en aquella habitación, buscando
a su amigo, quizás por última vez.
—Raúl, mamá me ha dicho que no
hay nada de malo en tener amigos imaginarios,
pero que llega cierta edad en
la que los tenemos que dejar ir.
—¿Y crees que ya estamos en edad?
—Me temo que sí. Llega un momento
en el que debes de matar a tu amigo
imaginario.
—Está bien. Lo malo es que no te has
dado cuenta, que tú eres el imaginario.
Raúl procedió a matar a Luis y salió
de aquella habitación, por última vez.
Reyna Romyna Olmos Hernández
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Maldito caballo, de nueva cuenta me
ha derribado. Esta vez me estrelló contra
una rama. No lo puedo escuchar,
pero no puede estar lejos.
Condenado, deja que te encuentre... ¡Con
un diantre! Me he enredado en los espinos.
A tientas, en esta noche perpetua, es
imposible... Sólo espero que no haya
barrancos por aquí. Maldito caballo,
mil veces Maldito por hacerme esto a
mí. A mí, al terrible «Jinete sin cabeza».
Sería mejor tener un perro; un lazarillo,
quizá. ¡Voto a...! Esto es un río...
César H. Vázquez S.