La Sirena Varada: Año II, Número 12

Al cumplir Alba Luz treinta años, su
madre murió tras una fuerte infección
en los riñones y su hermano, respondiendo
una invitación de un amigo para
trabajar, se fue con su esposa a Puerto
Cortés. Recibían noticias por cartas de
él una o dos veces por año y de la misma
forma le respondían, convirtiéndose
en sólo letras en papeles foráneos.
Domingo decidió que se mudaran a la
casa de María Elena, que ahora le pertenecía,
para alegría de Macario y Rosalinda,
quienes a los adultos casi no los
veían pero convivían a diario con los
niños cuando los visitaban.
Luciano, sintiéndose excluido por no
parecerse a los otros miembros de su
familia y por el rechazo que le mostró
Domingo desde el primer día, comenzó
a relacionarse con vecinos y primos
lejanos, delincuentes peligrosos que
incursionaban en los pueblos a la redonda
buscando medios para conseguir
dinero. Fue transformándose en
un joven alto, fornido, serio e insensible,
pero cariñoso con sus hermanitas y
siempre respetuoso de su madre.
LAS CHOAPAS, VERACRUZ
Cuando Ramiro Cruz tenía quince
años, pidió a sus padres que lo dejaran
aceptar la invitación de sus primos de
visitarlos a la capital del estado. Siendo
que su tío había ido a Las Choapas
a finales del verano, pudo trasladarse
con él unos días después de cerciorarse
que no había problema en la telesecundaria
donde asistía. Lo que vio cambió
su vida. Al día siguiente que llegaron
al puerto de Veracruz y conocieron el
malecón y otros lugares, se celebraba
el desfile del cinco de mayo, fecha histórica
importante para el puerto. Justo
en el lugar que les tocó esperar que comenzara
el desfile estaban formados
los cadetes del Heroico Colegio Militar,
que habían sido invitados para participar
en el desfile; formados, erguidos y
gallardos, entonaban:
Mira muñequita lo que vine a encontrar
me dicen tus amigas que ya te vas a casar.
No entiendo, no comprendo cómo pudiste cambiar
a este muñecote por un loco barbaján.
Si tú me prometiste que me ibas a esperar
hasta que desertara o ya fuera oficial.
Pero eso no me agüita ni baja la moral
porque yo soy un Cadete del Colegio Militar.
El estruendo, la energía latente, la dignidad
del desfile, hicieron que Ramiro
respirara más fuerte y alerta. Esa misma
mañana decidió que no importa lo
que le costara, algún día sería uno de
esos guerreros.
Estuvo un par de días más disfrutando
de su familia y lugares turísticos,
nadie notó que estaba más callado y,
aunque no parecía ausente, no veía la
hora en la que él se convirtiera en un
soldado, sirviendo a la nación y llenando
de orgullo a su familia. No comentó
eso con nadie, hasta dos años después
cuando vio cristalizarse sus planes.
NUEVO LAREDO
La familia Ruiz ya no regresó a Mexquitic,
encontraron en las actividades comerciales
un nivel de vida mejor que
el que podían esperar sembrando tierras
ajenas. Compraron la casa donde
el tío Gregorio les había conseguido en
su llegada y poco a poco la fueron arreglando
para hacerla más habitable. Ya
con tres carros de fruta y tres de elotes,
miembros del sindicato de vendedores
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